martes, 18 de junio de 2013

Los Caños Dorados

Al noroeste del casco urbano de Fernán Núñez, en el conocido como Parque del Llano de las Fuentes,  se encuentra una de las fuentes más notables de la provincia de Córdoba.

Los Caños Dorados. Junio 2013
Su historia se remonta a 1755, el corregidor de la villa, Francisco Bermúdez de Cañas, manifiesta su imposibilidad de hacer frente a la construcción de una nueva fuente, la cual era muy necesaria para la población, en sustitución de otra antigua que se encontraba totalmente arruinada, la conocida como Fuente del Pilar Largo. Esta fuente hacía pareja con otra llamada del Pilar Redondo, ambas abastecían de agua a la población siglos atrás.

Pilar oriental y tapia del jardín del Palacio ducal
Crespín Cuesta menciona que en 1756 ya había desaparecido dicha fuente y había sido sustituída por otra llamada de Los Cuatro Caños, de la que sabemos poco y quizás no se llegó ni a construir o debido a las penurias económicas fue finalmente reducida a dos caños, dando a la fuente de los Caños Dorados. Lo que si sabemos gracias a los documentos del Archivo Municipal es que finalmente en un cabildo celebrado el 22 de diciembre de 1775 se le asigna una cantidad de 1330 reales de vellón para su construcción procedentes de los caudales de Propios, es decir, fue pagada por todos los fernannuñenses. También el  regidor José de Figueroa fue elegido representante del cabildo para contratar a los maestros canteros Juan Gutiérrez y Francisco Carrasco que deberían labrar un pilón de piedra con dos pedestales para dicha fuente, con un coste de 1050 reales de vellón.  

Una vez concluídas las diferentes piezas de dicha fuente fueron conducidas a Fernán Núñez en once carretas, transporte que se ofrecieron a efectuar voluntariamente y sin cobrar, varios labradores de la localidad.

Con los doscientos ochenta reales que restaban, no había dinero suficiente para poner y sentar la fuente, así como para poner una calzada de piedra para que el ganado y las personas no se atasquen con el remanente de la misma y con el agua de las lluvias, así que se decide acudir al Supremo Consejo de Castilla, para que amplie dicha consignación lo necesario. El terreno de su ubicación, como todo en esta villa, era propiedad del condado y se tuvo que pedir autorización al conde Carlos José Gutiérrez de los Ríos, que no solo la concedió sino que trajo personal especializado desde la ciudad de Cádiz para su colocación.


Uniones entre piedras
 Dos años más tarde, en 1777, el veinticinco de julio, día de Santiago Apostol sería inaugurada la nueva fuente, junto a los lavaderos anexos que fueron restaurados. Al acto no le faltaron bendiciones ni la asistencia multitudinaria del vecindario que usaría sus aguas.

Caño oriental
 El contrato suscrito por el Concejo de la Villa dice lo siguiente:
Declaramos por éste Juan Gutiérrez y Francisco Carrasco, maestros de canteros y vecinos de la ciudad de Córdoba, que nos obligamos los dos a cumplir el contrato que tenemos hecho con Don José de Figueroa y Moreno, vecino de la villa de Fernán-Núñez y regidor en ella, y este contrato es para hacer una fuente para la mencionada villa, con las condiciones siguientes:

1º Que ha de ser de piedra franca, del banco duro que hay a la falda de la sierra de Córdoba, compañera de la que se gasta en la torre de San Hipólito y en el Colegio Nuevo, frente de la Compañía en la ciudad de Córdoba.
2º Que ha de tener tres varas de largo, y el correspondiente ancho, y tres varas de alto, con sus pirámides o pedestales, todo con arreglo al diseño que para en poder del referido Don José de Figueroa.
3º Que los dichos maestros han de dar toda la obra hecha y puesta en Córdoba, en todo el presente mes de Octubre de este año de 1.775.
4º Que ha de ser la conducción de la mencionada fuente de cuenta de la villa de Fernán-Núñez.
5º Que los referidos maestros han de asentar la fuente y arreglarla hasta dejarla corriente, pagándoles el Concejo de la villa, los jornales que acostumbran ganar, en los días que se ocupen en dicho trabajo, y darle bagaje para ida y vuelta.
Y quedamos convenidos y ajustada dicha obra en mil cincuenta reales de vellón, y nos obligamos a todo lo dicho con nuestros bienes habidos y por haber, y lo firmamos en Córdoba a 10 de Septiembre de 1.775.
Escudo de Armas de la Villa de Fernán Núñez. Pilar occidental de la fuente
Sobre el pilar occidental de la fuente fueron grabados el Escudo de Armas de la Villa y la siguiente inscripción:
Año de 1777. Siendo Corregidor el Sr. Licenciado D. Francisco Bermúdez de Cañas, abogado del Ilustre Colegio de Granada y diputado de esta obra D. Antonio Juan Martínez, Síndico General.


 Su caudal era redirigido hacia las pilas públicas, hoy desaparecidas y el sobrante se mandaba a las huertas condales mediante una serie de acequias, aún hoy se puede ver el ingenio que se usaba para tal fin. Siglos más tarde, ya en el siglo XX, se colocó una valla de protección ante la cantidad de sedimentos que durante las lluvias eran arrastrados por las calles Encinar y Arenal. La valla duró hasta que el Llano se convirtió en el actual Parque de las Fuentes.

 Crespín Cuesta contaba en su libro de Piedras y Cruces la siguiente tradición en torno a la fuente:

"...una costumbre que ya se ha convertido en tradición es la de decir que todo el que bebe en los Caños Dorados, si tiene libre su corazón, quedará en Fernán Núñez aprisionado por las redes amorosas. Hay quien toma a chanza esta aseveración y se rie de ella, pero Fernán Núñez es un pueblo de aguas prodigiosas y en él, todo es posible. Así como las del Pozuelo y las del Pocito de Santa Marina tienen facultad para curar ciertas enfermedades, ¿quién podrá asegurar que los Caños Dorados no las tenga  para aprisionar el corazón? Yo, querido lector, quizá pueda ser el más indicado para sacarte de las dudas que pudiran caberte al respecto, porque cierto día tuve la ocurrencia de ir a comprobarlo, bebiendo de aquel agua deliciosa y cristalina y... ¡zas! caí en la trampa"
[Francisco Crespín Cuesta era natural de La Victoria pero se casó con la fernannuñesa Luisa Vargas Arroyo]

Caño occidental

Según el cronista Alfonso Zurita, el corregidor leyó un solemne discurso aquel veinticinco de julio de 1777 que concluyó con la siguiente frase:
Aquí queda esta obra para la perpetuidad

Y como decía José Cosano Moyano en un buen artículo sobre esta fuente para la Asociación Cultural Caños Dorados: 
Hagamos todo lo posible porque así sea


Algunas fotografías antiguas obtenidas de Fernán Núñez en Imágenes



Fotografía de Fernando Serrano. 1977


Fotografía de Fernando Serrano. 1977

Imagen extraída del libro Historia de la Villa de Fernán Núñez


 · Información editada procedente de:

- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.
- http://www.conocetusfuentes.com/ Datos del apartado dedicado a la Fuente de los Caños Dorados.
- Piedras y Cruces. Francisco Crespín Cuesta. 1983.
- La fuente de los Caños Dorados, paradigma de la Ilustración. José Cosano Moyano. Revista Caños Dorados.

miércoles, 12 de junio de 2013

El conde de Fernán Núñez, embajador en Lisboa.

El 26 de febrero de 1778 el sexto conde de Fernán Núñez, Carlos José Gutiérrez de los Ríos Rohán-Chabot, es nombrado embajador en la capital portuguesa. A nivel político, nuestro país todavía vive una relación distante con Portugal que sigue siendo aliada de Inglaterra tras afianzarse en la corona española la dinastía de los Borbones, y por tanto, la consideración de Francia como un país aliado. Carlos José de los Ríos, desempeñó este cargo hasta marzo de 1786, estando al frente de la embajada durante ocho años. La sede de la embajada era el Palacio de las Necesidades.

Palacio de las Necesidades

El hecho que más destacó durante su cargo fue la fastuosa doble boda celebrada en el Palacio del Rocío de Lisboa. El conde llevó a cabo las negociaciones para el casamiento en la primavera de 1785 de los siguientes nobles:

Gabriel Antonio de Borbón, décimo hijo de Carlos III, que casó con la primogénita del rey de Portugal, Mariana Victoria de Braganza.

Carlota Joaquina de Borbón, primogénita de Carlos VI, que casó con el futuro rey de Portugal, Juan VI. Carlota llegó a ser la reina de Portugal y estuvo acusada de conspirar contra su propio marido, que la aisló en un palacio en las afueras de Lisboa. Carlota estuvo también a punto de ser reina regente de España, mientras su hermano Fernando VII estaba apresado por los franceses.

Carlota Joaquina y Joao IV
El conde no solo se encargó de las negociaciones sino que costeó de su propio bolsillo ambas bodas, sin escatimar en detalles.Construyó un arco triunfal que el mismo diseñó, escribiendo las siguientes inscripciones en sus frontispicios:

CAROLO. III. MARIAE. I. PETRO. III.
CATHOLICO. ET. FIDELISS. REGIBVS.
PERP. VTRIVSQ. GENTIS. CONCORDIAE.
DVPLICI.SVOR.CONNVBIO. AVCTORIB.

CARLOTAE. REG. HISP. NEPT. ET. GABRIELIS.
EIVSD. F. CVM. IOANNE. ET. M. A. VICTORIA.
REG. PORT. EF. CONIVG. FAVSTISS. CDDCCLXXXV.
C.C. FERN. NUÑS. HISP. LEG. POPP. FEL. AVG. IMP.

La fiesta que se celebró en el palacio del Rocío contaba con más de tres mil quinientas velas de cera blanca en lámparas de araña y candelabros. Además sonó una ópera anónima, aunque se cree que fue escrita por el sexto conde, llamada Il ritorno de Astrea in terra, cuya música compuso Giuseppe Palomino, instrumentista de la Real Cámara. Esa noche cenaron más de trescientos invitados en mesas adornadas con centros traídos desde París. 

Por último hizo acuñar una medalla conmemorativa cuyo anverso representa un altar antiguo sobre la que dos genios unen dos corazones. Himeneo, el dios griego de las ceremonias matrimoniales, coloca sobre ellos una corona de rosas y de mirtos. En el basamento se lee la fecha de los desposorios con la siguiente leyenda que demuestra la felicidad pública:

AVGVSTA.CONNVBIA. DIVTVRNAE. FELICITATIS. PIGNORA.

A lo lejos se descubren las vistas de las cortes de Madrid y Lisboa, en cuyas cortes se celebraron los desposorios, como se indica:

MATR. XXVII. MART.
OLYSIP. XII. APR.

Medalla conmemorativa


Una corona, formada por dos ramas de rosas y mirto, sujetas en sus extremos por un lazo, como símbolo de la unión, ocupa el reverso, y en el campo, se lee esta inscripción, destinada a dar a conocer en la posteridad el cariño y el celo del embajador a su soberano y a su patria:

GEMINATAM
POPULORUM
LAETITIAM
GRATULATVR
C.C.F.N.L.H.

El rey de Portugal quiso agradecer al conde su entrega con la boda y se puso en contacto con Carlos III, el cual autorizó al monarca luso para la entrega de un regalo digno de la categoría de un rey. Carlos José Gutiérrez de los Ríos rechazó dicho regalo. Carlos III insistió, en agradecerle de alguna manera las atenciones prestadas y acabó nombrándolo Consejero de Estado y ofreciéndole la embajada de Viena, la cual no fue aceptada, otorgándole en Marzo de 1786 la embajada de Londres, que había quedado libre tras dejarla el marqués de Almodóvar. Sin embargo, nunca la llegó a ocupar porque el conde de Aranda dejó en esas fechas libre la embajada de París, decidiendo Carlos III en último momento que el mejor para ocupar el puesto sería el conde de Fernán Núñez. El nombramiento fue a principios de 1787, pero hasta mediados de octubre no tomó posesión de la embajada.

Estas bodas no eran más que el propósito de recuperar la gran alianza entre Portugal y España, lo que se denomina históricamente como la Unión Ibérica, que ya sucedió en la época de los Austrias, en los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV.

Los inicios de Carlos José de los Ríos en la embajada no fueron fáciles. Portugal incumplía un tratado con Inglaterra del siglo XVII por el interés propio de seguir siendo su aliado. El tratado en uno de sus artículos dejaba claro cual era el número de barcos que podían entrar en los puertos lusos que eran refugio y escala de los piratas ingleses que continuamente atacaban los barcos que venían de América a España. Según el tratado, el máximo de barcos ingleses no debía ser mayor a seis, según los datos del embajador, en la ciudad de Lisboa el 20 de febrero de 1780 había hasta veinte navíos ingleses.

Con el Tratado de París de 1783 que puso fin a la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y que Inglaterra firmó con otros países entre ellos España, se recuperaron muchos territorios que fueron conquistados por los británicos, excepto Gibraltar. En estas negociaciones intervino el sexto conde de Fernán Núñez, otorgándole Carlos III por todos sus logros y méritos, la Orden del Toisón de Oro, que fue incluido al escudo condal. 



Escudo ducal en la Plaza de Armas con la Orden del Toisón de Oro en el centro

Antes de salir de la embajada portuguesa ocurrió en Peniche, cerca de Lisboa,el dos de febrero de 1786, el naufragio del navío San Pedro de Alcántara. El conde gestionó la repatriación de los heridos, el rescate de los fallecidos y de su tesoro. Su bienhacer fue recompensado económicamente y destinó dicha recompensa para la construcción del cementerio y la restauración del Hospicio de La Caridad de su villa de Fernán Núñez.


 · Información editada procedente de:

- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.
- Vida de Carlos III. Carlos José Gutiérrez de los Ríos.

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