miércoles, 27 de febrero de 2013

Artículo del desplome de la Vera Cruz

En la Revista de Feria del año 2007, en la sección de Historia Local, aparecía un artículo de prensa, cedido por Antonio Luis Raya. El artículo pertenecía al periódico Pueblo, diario de la época franquista. Las noticias normalmente eran o sucesos y deportes. En este caso la noticia cuenta como el 1 de julio de 1957 se derrumbaba casi completamente la parroquia de la Vera Cruz, costruída tan solo una década atrás.

SE DESPLOMA LA IGLESIA DE FERNÁN NÚÑEZ
Entre las ruínas quedó intacta la Virgen.
MONTILLA (Córdoba) Se conocen algunos detalles del siniestro ocurrido ultimamente en el comarcano pueblo de Fernán Núñez, que desgraciadamente ha revestido grandes proporciones, pues el templo de la Vera Cruz ha quedado totalmente destruido. El suceso ocurrió alrededor de las once de las noche, una vez terminadas las oraciones sabatinas. Terminadas las confesiones, el párroco, después de comprobar que la iglesia se hallaba vacía, cerró sus puertas y se dirigió al domicilio. Unos minutos después se desplomó estrepitósamente la bóveda central del templo, arrastrando tras sí los muros y quedando la iglesia completamente destruida. El momento fue de confusión indiscutible. El vencindario se lanzó a la calle, rodeando las ruinas de la parroquia, en medio de la mayor consternación, si bien, tranquilizó pronto la comprobación de que, afortunadamente no habían ocurrido desgracias personales.

Unos jóvenes, en plena oscuridad y semicegados por la enorme polvareda, se lanzaron por las brechas abiertas y consiguieron llegar hasta el altar Mayor, donde entre trozos de maderos y bloques de piedra, permanecía milagrosamente intacta la venerada imagen de la Virgen de los Dolores, a la que el pueblo profesa singular devoción. Igualmente intacto, favorecido por la posición de dos vigas entre cruzadas, pudo ser extraído el Sagrario de entre los escombros, siendo trasladado a la casa del párroco, así como la imagen, rezándose por todo el pueblo una estación del Santísimo.

De lo que fue la parroquia de la Vera Cruz no ha quedado nada, los escombros alcanzan una altura de cinco metros y el mobiliario y enseres han quedado completamente destrozados. La parroquia había sido creada recientemente debido a la numerosa contribución de gran número de fieles. El párroco, don Isidoro Casta Blanco, se ha dirigido a todos los habitantes de Fernán Núñez y a los nacidos en el pueblo residentes fuera del mismo, solicitando su donativo, que engrose la suscripción que ha sido abierta con el fin de elevar en el mismo emplazamiento un nuevo templo que albergue el gran número de feligrese que se han quedado sin parroquia.




 Para ubicar el artículo en la historia de la ermita/parroquia de la Vera Cruz, se trata de la fase posterior a la Guerra Civil, donde la ermita, o ya iglesia, fue incenciada y se reconstruyó gracias a las aportaciones económicas de los fernannuñenses. La nueva iglesia de la posguerra presentaba un estilo neoclásico en su interior, por las columnas de estilo jónico y los estilos de los altares que podemos observar en las fotografías. Tras su derrumbe, a los pocos años,  se construyó la actual, de estilo neobarroco. 

Torre de la Vera Cruz y su cúpula desde el sur de Fernán Núñez. Febrero 2013
 

 · Información  procedente de:
· Revista de Feria de 2007. Artículo de Antonio Luis Raya. Fotografías del mismo.

jueves, 21 de febrero de 2013

Tercer aniversario del blog

Este es ya el tercer año escribiendo por estos lares. Haciendo recuento llevamos ya 206 entradas y cerca de las 60.000 visitas totales.

Estoy bastante orgulloso de la evolución seguida y el incremiento progresivo de visitas es una de las cosas que más me anima siempre a seguir escribiendo sobre nuestro pueblo. Hace solo un año contaba con 30.000 visitas, lo cual quiere decir que he duplicado en estos doce meses, a pesar que no he escrito con la frecuencia que más quería.

Hay rachas donde tardo más en escribir, sobre todo por los cambios laborales, en vez de sacarme unas oposiciones a docente me las saqué indirectamente de camionero, eso nadie me lo advirtió, pero como siempre he dicho está bien salir de fuera para valorar lo que realmente tienes. 

El año pasado lo hice desde Cádiz, y este año lo hago desde Huelva. No sé desde donde lo haré el año que viene, pero lo importante será hacerlo. Prometo cumplir con mi palabra.

Salinas de Bacuta y Marismas del Odiel desde mi ventana. Huelva. Febrero 2013
Repasemos  lo más consultado en el blog:

1. Los Molinos de harina de Fernán Núñez
2. Alfonso Gutiérrez de los Ríos y Bocanegra: octavo señor de Fernán Núñez
3. Carta de los Reyes Católicos al noveno señor de Fernán Núñez
4. Torreparedones
5. El lienzo-retrablo/repostero de Fernán Núñez de la Batalla de Lepanto

A título personal, con lo que más he podido disfrutar este año ha sido con el descubrimiento del plano del panteón  y toda la historia que conllevaba detrás y con el estudio del testamento del tercer conde en el Archivo Histórico Provincial. 

Como siempre dejo la parte final, para agradecer a todos: los que comentáis, a los 41 seguidores oficiales y a los que leen pero no comentan.

Veleta de la cúpula del crucero de Santa Marina

Así que,  ¡vamos a por el cuarto!

domingo, 17 de febrero de 2013

La Vera-Cruz (I)

Apuntes históricos

La actual parroquia de la Vera-Cruz se ubica en la calle Angel Espejo, conocida popularmente en Fernán Núñez como la calle Nueva.


 Encontrar referencias de su pasado ha sido algo difícil, aún así algo hay y voy a tratar de sintetizarlo en esta entrada. La Vera-Cruz, ha ido cambiando a lo largo de los siglos, pasando de ser inicialmente una ermita de extramuros a una parroquia auxiliar, más o menos centrada en el casco urbano de Fernán Núñez. Su torre es, sin duda, la protagonista del perfil del pueblo desde muchos puntos de la campiña, sobre todo cuando nos aproximamos desde Córdoba por la A-45.

La Vera Cruz desde la ermita del Calvario
 Lo que nunca ha cambiado de este edificio religioso es su denominación. Parece ser que muy próxima a ella se ubicaba una cruz de término, por ser uno de los puntos de entrada/salida de Fernán Núñez (los restantes eran la Cruz de San Marcos, en el Paseo de Santa Marina, la de San Sebastián en el cementerio municipal y la de la calle Hermano Bonifacio). Por tanto su nombre se puede interpretar de varias formas:

- Ermita de la Vera Cruz, por estar al lado o a la vera de la Cruz de término.

- Ermita de la Vera Cruz, entendiéndose como de la Verdadera Cruz. Según Crespín Cuesta, esta segunda era la hipótesis correcta: la cruz de término adyacente contenía una astilla de la cruz de Cristo, de la Verdadera Cruz.
Lo curioso es que esta advocación está muy presente en toda la campiña: Montemayor, Montalbán, La Rambla, Aguilar y hasta Puente Genil han contado o cuentan con ermitas con la misma denominación.

De aquella cruz de término no hay rastro alguno. Tampoco se conoce la fecha inicial de la fundación de la ermita. Al igual que ocurre con la ermita de San Sebastián, se conocen datos de su actividad cofrade, ya presente en el siglo XVI. Así, Juan Aranda Doncel nos cuenta que la única cofradía penitencial que hay en la villa es la de la Veracruz, con procesión en la tarde del Jueves Santo. Esta cofradía sufre un gran impulso en 1580, cuando hay grandes obras en su ermita del mismo título. Posteriormente, en 1589, es visitada por el Doctor Lope de Ribera para comprobar la construcción del aposento para el santero y el enladrillado del suelo de la iglesia.  Aranda también cita algunos de sus hermanos mayores a finales del siglo XVI: Antonio Rodríguez de la Mata en 1580, Juan López de Jaén en 1585 y Antón del Pino en 1611.

La ermita se pierde en el tiempo, volviéndose a mencionar durante el siglo XVII concretamente en torno a 1734 y 1752: doña Ana Francisca de los Ríos y Alsacia, viuda del cuarto conde, sufraga la restauración y ampliación del edificio.  En los años posteriores del siglo XVIII y durante el XIX será cuando la ermita se una al pueblo con la construcción de la Calle Nueva, hoy llamada Angel Espejo, una calle surgida gracias al auge de las clases media-altas en nuestro pueblo.  

La torre de la Veracruz desde la calle Nueva
Según Crespín Cuesta, en las dependencias de esta ermita o capilla estuvo establecido un colegio llamado Escuela de Cristo dirigido por monjas, las cuales también cuidaban de dicha capilla, el cual, habiendo decaído posteriormente, fue restablecido hacia 1780 por el sexto conde D. Carlos José Gutiérrez de los Ríos.

Y precisamente de estos últimos siglos es donde sabemos poco, aún así tenemos una referencia clara: El Madoz,  nombre por el que normalmente se denomina al “Diccionario Geográfico – Estadístico – Histórico de España y sus posesiones de Ultramar”, de Pascual Madoz, un diccionario del siglo XIX, la Biblioteca Municipal Don Juan Gómez, posee una edición de 1847.
Cuentanse además cuatro ermitas, dos dentro de la población y otras dos fuera: aquellas están dedicadas a Nuestra Señora de la Salud, y a la Vera – Cruz, donde se venera a Nuestra Señora de los Dolores y está fundada la escuela de Cristo.

Pascual Madoz estuvo quince años recopilando la información para su diccionario, que culminó y publicó en 1829, por tanto, haciendo una media, quizás esta descripción la consiguió entorno a 1820, fecha en la que ya queda patente que la ermita no está fuera de la localidad, sino integrada en ella.

Desde esa descripción del Madoz hasta la Guerra Civil, no sabemos si se mantiene la ermita que restauró la condesa viuda, o en cambio se hizo una nueva ermita más grande y acorde a las necesidades del pueblo. Lo único que  podemos conocer son algunas de las imágenes que se veneraban en ella gracias a las procesiones de Semana Santa en los años 20 del siglo XX. En la ermita existía una cofradía que salía el Jueves Santo por la noche con el Señor de la Peña (desnudo y sentado en un peñón), el Señor de la Palma (crucificado) y la Virgen de los Dolores.  También es por esta época, en 1919,  cuando José Blanco Sancha, Deán de la Mezquita Catedral de Córdoba dona el Cristo del Perdón y la Pobreza, talla que hoy se conserva y cuya advocación era otra, la del Crito de la Misericordia. 

La ermita de la Veracruz. En torno a1936. Fotografía de la Universidad de Sevilla.
 
Según vemos en la fotografía era una ermita de tamaño considerable y fue incendiada  durante la contienda, perdiendo sus bienes muebles, pero permaneciendo su estructura en pie.

Posterior a la guerra se empezó la reconstrucción de la ermita, sobre todo impulsada por la refundada Hermandad de la Vera Cruz. Se le dota de nuevos bienes muebles, incluyendo un altar de yeso donde se coloca la nueva imagen de la Virgen de los Dolores de 1941

En el año 1953, el obispo Fray Albino decide crear una nueva Parroquia en Fernán Núñez, estableciendo su sede en la ermita de la Vera Cruz. El párroco de dicha parroquia, Isidoro Casta, decide realizar algunas obras como un sótano en lo que antiguamente era el huerto de la ermita. 

Dicha ermita, ya iglesia, se derrumbó, apareciendo la noticia el 1 de julio de 1957 en algunos medios,  cuando tras unas confesiones y al poco del cierre de la iglesia, el techo se desmoronó, arrastrando las paredes y quedando una altura de escombros de hasta cinco metros. Se consiguieron salvar algunas de las ímagenes, e incluso algunos cuadros. 

Recorte del ABC. 1 de Julio de 1957
Estado de la Iglesia tras el derrumbe. Fotografía de Fernán Núñez en Imágenes

Finalmente,  gracias al sufragio de todos los fernannuñenses, impulsado por el párroco Isidoro Casta Blanco, se comenzó la construcción de la nueva iglesia de la Vera Cruz, bajo las trazas del arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría, arquitecto municipal del Ayuntamiento de Córdoba y de la Diócesis, construyendo una parroquia de planta en cruz latina de estilo neobarroco, siendo la actual parroquia auxiliar de Fernán Núñez.

Fachada de la Iglesia actual. Enero 2013.
 Por tanto, en este solar ha habido mínimo dos ermitas diferentes: la del siglo XVI y la refundación en el siglo XVIII por parte de la condesa viuda de Fernán Núñez;  y dos iglesias: la derrumbada en 1957, que solo contaba con unos diez años de existencia, y la actual que perdura hasta nuestros días.








 · Información editada procedente de:
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.
- Movimiento cofrade y religiosidad popular durante los siglos XVI y XVII en seis localidades de la Campiña cordobesa : Aguilar, Baena, Espejo, Fernán Núñez, Montemayor y La Rambla. Juan Aranda Doncel. 1990.
- Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz. 1829.
- Revista de Feria de 2001. La Semana Santa antes de la Guerra (págs. 51 y 52) Antonio Pérez Rodríguez y Antonio M. Delgado Laguna. 2001

· Enlaces relacionados: 
Algunos apuntes sobre las ermitas de Fernán Núñez 
El derrumbe de la Vera Cruz 
Veracruz (II) 

· Agradecimientos:
A Juan Luis Ramírez 

lunes, 11 de febrero de 2013

Ana Francisca de los Ríos y Alsacia

El cuarto conde de Fernán Núñez, Pedro Gutiérrez de los Ríos y Zapata, se casó con su prima Ana Francisca de los Ríos y Alsacia, hija de los marqueses de los Ríos, don Francisco Gutiérrez de los Ríos de la Tour y Taxis y doña Ana de Alsacia. El padre de Ana Francisca, fue uno de los principales nobles aliados del Archiduque Carlos en su lucha por el trono de la corona española, tanto que le otorgó el título de Marqués de los Ríos y se trasladó con su familia a la corte de Bruselas. Contrasta este hecho con sus familiares los Gutiérrez de los Ríos de Fernán Núñez que siempre mostraron su afinidad por Felipe V. 

Al parecer se limaron asperezas entre las dos familias ya que el primer Marqués de los Ríos fue criado como un hijo más por su tío, el tercer conde de Fernán Núñez, Francisco de los Ríos, y consintió la boda de sobrina y su primogénito.
Doña Ana Francisca pasó gran parte de su vida en Fernán Núñez mientras su marido se dedicaba a su profesión de Capitán General. Este falleció en 1734, sin embargo ella tuvo una vida muy longeva y sobrevivió a su cuñado José Diego (fallecido en 1749) que sería quinto conde de Fernán Núñez tras la muerte de su marido y a la mujer de este, la condesa viuda Carlota Rohán y Chabot (fallecida en 1750). Los hijos de estos dos últimos, Carlos José, futuro sexto conde y Escolástica, futura duquesa de Béjar, quedan bajo la tutela de Ana Francisca de los Ríos y Alsacia, permaneciendo en la villa hasta pasar los lutos por la muerte de sus padres. Los niños eran menores y hasta 1767 no heredaron los estados, mientras Fernando VI designó a Francisco de Cepeda como gobernador de los estados de Fernán Núñez.

Ana Francisca de los Ríos mantuvo relaciones estrechas con Pedro de Luque Granados, una de las personas que más influyeron en la construcción del nuevo templo de Santa Marina de Aguas Santas y con la familia de los Villafranca, hidalgos que llegaron a Fernán Núñez y que prestaron servicio como administradores, caballerizos de la casa condal y presbíteros en la iglesia de Santa Marina desde la época del tercer conde. Llegaron a contar con gran prestigio en la villa y aún conservan hoy capilla propia en la iglesia de Santa Marina, llamada de San Francisco, así como sepulturas destacadas en el cementerio municipal y su escudo en una casa solariega de nuestro pueblo.

Escudo de los Villafranca en la calle Doctor Berral
  El 30 de junio de 1752, fallece doña Ana Francisca y el concejo de la villa, dispone los lutos y los sufragios pertinentes en honor a los beneficios aportados a este pueblo, como las partidas de dinero para la finalización de la construcción de la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas o la restauración de la capilla de la Veracruz. Sobre esta última apenas hay datos, pero sí de la primera: el 23 de julio de 1735 ella aporta 8000 reales que faltaban para el importe acordado por su marido, el cuarto conde y con el dinero se concluyó la obra de la Iglesia Mayor de Fernán Núñez, aunque con modificaciones. El concejo acuerda que la fiesta religiosa que anualmente sufragaba la condesa viuda, en honor a Santa Marina el 18 de julio, se celebrase en adelante con cargo a los fondos del común. En el Archivo Parroquial se conserva el siguiente documento:

En la Villa de Fernán Núñez, en treinta días del mes de Junio del año de mil setecientos cincuenta y dos, murió, habiendo recibido los Santos Sacramentos, la Excma. Señora Doña Ana Francisca Josefa de los Ríos y Alsacia, Condesa viuda que fue de esta Villa, mujer del Excmo. Señor Don Pedro José Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, Conde de dicho título, Grande de España de Primera Clase, General de la Real Armada del Mar Océano y Ejército de su Majestad, Clavero del Castillo y Sacro Convento de Calatrava, Dignidad de la Orden y Comendador de ella, Camarera que fue, dicha Excma. Señora de la Reina nuestra Señora, y en el día primero de Julio de este dicho añose enterró Su Excelencia en la Capilla Mayor de la Iglesia Parroquial de esta dicha villa, al lado del Evangelio, con entierro solemne de tres nocturnos, asistencia de todo el clero, música y doble general de campanas, habiendo precedido la recomendación solemne y después novenario en los días siguientes, con la misma solemnidad y asistencia. Y no habiendo podido testar su S.E., se dió poder para ello a Don Pedro de Villafranca, presbítero, su capellán, vecino de esta Villa, a los once días del referido mes de Junio de dicho año, ante Alonso José de Espinosa, escribano público del número de ella, en cuya virtud, el expresado don Pedro de Villafranca, otorgó su testamento a los catorce días del mes de Octubre de este dicho año, ante el referido escribano, por el cual dispuso se dijesen por el alma de S. E. mil misas rezadas, u limosna de cada una dos reales y medio de vellón, la cuarta parte de estas misas para la Parroquia y, de las foráneas, cincuenta para Don Antonio de Villafranca, presbítero, secretario del Secreto del Santo Tribunal de la Inquisición, de la ciudad de Córdoba, otras cincuenta para el Rvdo. Padre Fray Juan de Montes de Oca, y otras cincuenta para el Revdo. Padre Fray Miguel Díaz, ambos del Orden de la Santísima Trinidad, Redentores calzados, conventuales del de la Rambla, capellanes que fueron de S. E. y las demás para los eclesiásticos seculares o regulares que dispusieren sus albaceas. Y que se diese limosna de quince reales de vellón para la cera del Santísimo Sacramento, ocho reales para Redención de Cautivos, otros ocho para los Santos Lugares de Jerusalén y, a las demás obras pías y mandas acostumbradas, cuatro reales de cada una. Nombró por albaceas al Excmo. Sr. Don Francisco Gutiérrez de la Tour y Taxis y a la Excma. Sra. Doña Ana de Alsacia, Marqueses de los Ríos, padres de dicha Excma. Señora, al Eminentísimo Sr. Cardenal de Bussu, arzobispo de Malinas, su tío, a la Excma. Señora Doña María Francisca de Silva Hurtado de Mendoza Sandoval de la Baga y Luna, duquesa del Infantado, Pastrana y Lerma, marquesa de Santillana, su sobrina, al Sr. Don Francisco de los Ríos, su hermano, Coronel Comandante del Regimiento de los Ríos, en servicio de sus Majestades Imperiales, y al dicho Don Pedro de Villafranca. Se nombró, asimismo, por albaceas al Dr. Don Pedro de Luque Granado, Vicario de la Iglesia de esta villa y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición, a Don Juan y Don Pedro Baena y Luque, curas de dichas Iglesias, y al referido Don Antonio de Villafranca, y por herederos a los Excmos. Señores Marqueses de los Ríos, padres de dicha Excma. Señora, arriba expresados, residentes en Bruselas, corte de Flandes.

Firma de Alonso de Espinosa, escribano de la villa de Fernán Núñez. Archivo Histórico Provincial de Córdoba



 · Información editada procedente de:
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.

martes, 5 de febrero de 2013

Las visitas de Felipe V y los infantes reales a la campiña

Según el cronista de Fernán Núñez, Crespín Cuesta, en el mes de abril de 1729, cuando regía el cuarto conde, llegan a La Rambla los Infantes Reales, los hijos de Felipe V. Por las fechas debían de ser: los futuros reyes Fernando VI y Carlos III y sus hermanos Felipe (luego Felipe I de Parma) y la infanta Mª Victoria. 

La familia de Felipe V por Van Loo en 1743. Muchos de ellos son los Reales Infantes

 La Rambla era villa de realengo situada en pleno Camino Real y dejó de usarse como zona de paso obligada con la fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena (entre ellas La Carlota) que acortaban la distancia entre Córdoba y Écija sin pasar por La Rambla y Santaella o bien por la otra ruta del Guadalquivir que transcurría entre Posadas y Peñaflor.


Desconozco la procedencia de los Infantes o si simplemente estaban visitando las posesiones de su padre, pero lo que sí queda claro es que vienen a realizar una montería en los manchones de La Guijarrosa y que fueron muchas las exigencias hacia la población de los pueblos de la campiña que traía consigo este tipo de visita: en el caso de Fernán Núñez en plena crisis de cosechas, se le exige una contribución especial consistente en treinta camas, veinticuatro fanegas de pan floreado (hecho con harina muy tamizada y refinada), sesenta pares de pichones y cincuenta gallinas. 

Y es que en aquella época había grandes partes del término de La Guijarrosa aún sin desmontar con gran abundancia de vegetación y de animales salvajes.  La Guijarrosa, para quien ande despistado, es una E.L.A. del municipio de Santaella, pero que está vinculada a otros muchos pagos que han sido del término de La Rambla históricamente y que hoy son de los pueblos de La Victoria y San Sebastián de los Ballesteros. Hay dos teorías sobre su nombre: unos dicen que procede de la abundacia de guijarros o cantos rodados en el terreno y otros de la derivación del topónimo Hija de Rosa. 

He intentado indagar sobre si Felipe V también formó parte del séquito de 1729, todo a punta a que no,  y que su visita al pueblo vecino y a Aguilar de la Frontera, junto a su segunda mujer Isabel de Farnesio y otra gran corte, se hizo en 1733 (en mayo según las actas capitulares de Monturque y en Agosto según las crónicas de Aguilar de la Frontera) En este caso el rey iba de paso hasta Aranjuez desde Sevilla, haciendo noche en La Rambla y Aguilar de la Frontera, de camino a Castro del Río.

La Casa de las Cadenas en Aguilar, donde se alojó Felipe V
La única visita de otro Borbón de la que se tiene constancia a la villa fue la del actual rey, ya en el siglo XX.
 

 · Información editada procedente de:
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.