Justo al lado contrario donde hoy se encuentran las huertas aparecieron los restos de una villa romana. Esta contenía un gran depósito para el agua y un estanque, además de un canal de desagüe que apuntaba hacia la zona de las huertas, quizá para aprovecharla y regar esas tierras. Puede ser que esta infraestructura se usase durante algún tiempo para contribuir al aporte de agua de los molinos y riego de las huertas en época árabe y posteriormente cuando se construyen los molinos en el siglo XVII. A día de hoy no queda ningún resto, todos fueron destruídos para facilitar las labores agrícolas (1)
De la época árabe no nos cuentan nada las crónicas. Sería raro que no mantuvieran la tradición romana de regar las huertas, pero con la gran destrucción de Abencalez y los pocos restos que hemos encontrado no podemos afirmar ni desmentir nada.
Lo cierto es en el siglo XVII hubo quejas por parte de la mayoría de los vecinos del pueblo. Los vecinos pasaban dificultades para conseguir el pan, no solo por malas cosechas, sino también por tener que desplazarse hasta la ribera del Guadajoz por la carencia de molinos para obtener la harina. Era un molino que había en el cortijo de La Ratosa y a otro más alejado próximo a Castro del Río. Al no pertenecer a nada vinculado al término parece que cometían todo tipo de fraudes dando harina de trigo de peor calidad al que le correspondía. Así se lo transmitieron a don Francisco Gutierrez de los Ríos, III conde, el 1 de enero de 1679, bajo la presencia de los alcaldes y corregidores de dicha época. Este acogió la idea con interés y empezó la construcción de cinco molinos con la condición de que la villa ayudase en la labor. El siete de enero del mismo año el pueblo acudió a las Casas Capitulares, a los toques de campana de la Iglesia de Santa Marina y se le informó de las obras que iban a comenzar. Alguno de estos cinco ha perdurado hasta después de la Guerra Civil. Mi padre con 67 años aún recuerda haber llevado trigo al último de los molinos (si alguien le puede preguntar a sus abuelos y padres y dejar comentarios, mejor)
Para complementar esto y aprovechar el agua se establecieron diez y seis huertas, de seis fanegas cada una, en la orilla derecha del arroyo Ventojil, quedando abandonado el antiguo pago hortense cercano a las fuentes públicas, conocido hoy como "Huertas Perdidas".
Para complementar esto y aprovechar el agua se establecieron diez y seis huertas, de seis fanegas cada una, en la orilla derecha del arroyo Ventojil, quedando abandonado el antiguo pago hortense cercano a las fuentes públicas, conocido hoy como "Huertas Perdidas".
Para terminar, he encontrado un documento en el Archivo del pueblo sobre las cuentas de la molienda de ciertas cantidades de trigo que data de 1769 y que no debe ser el único que debe de haber por ahí.
Después de estas entradas uno se queda algo extrañado. Sobre todo si se visita algunos pueblos mucho más pequeños que el nuestro (en pueblos de las sierras de Granada o de Cádiz) donde todavía persisten molinos. Algunos convertidos en alojamientos rurales, otros en museos, pero persisten. Dudo mucho que todo el conjunto que había en nuestras huertas no fuese digno de musealizar y conservar; me quedo con la incógnita de lo que pasó en el pueblo en estas fechas donde la solución fue quitar de en medio las Villas Romanas y los Molinos y para qué hablar de la transformación del paraje de La Juncá en la piscina municipal.
Se recuerda que estos restos se encuentran en una finca privada y que el acceso no está permitido sin el consentimiento del dueño. Por otro lado, puede ser peligroso por las oquedades que los restos han generado con su deterioro. No obstante se puede observar desde el camino público.
1. Pdf con la Infraestructura hidráulica rural de la época romana en la provincia de Córdoba.
Se completa con las siguientes entradas:
Los molinos de harina de Fernán Núñez (I)
Los molinos de harina de Fernán Núñez (II)
Los molinos de harina de Fernán Núñez (III)