lunes, 29 de abril de 2013

Enfrentamiento entre la condesa y el cuerpo capitular

A través de esta entrada voy a intentar dar a conocer un episodio bastante insólito que recoge Crespín Cuesta en su libro Historia de la Villa de Fernán Núñez. Además aprovecharé para explicar como funcionaba el gobierno local en aquella época.

Imagen actual de la calle llamada Puerta de la Villa
El ayuntamiento, como lugar físico, en aquella época aparece siempre con la denominación de Casas Consistoriales y estaban ubicadas en la calle Puerta de la Villa. También se le podía denominar Cabildo o Capitulares o Cuerpo Capitular pero esto hacía referencia a sus componentes. Todos estaban elegidos por el señor, conde o duque y por tanto, eran personas de su confianza. Al alcalde se le llamaba corregidor o alcalde mayor.

Carlota Rohán - Chabot recibe el permiso de Fernando VI para gobernar los estados por incapacidad de su esposo, el quinto conde, en 1745. El alcalde y los concejales, o como se llamaba en aquella época, el cuerpo capitular y su corregidor, muestran recelos a esta mujer y esto unido al carácter de ella, comienzan a crear un caos gubernamental en nuestro pueblo que es lo que voy a tratar de contar.
  
En mayo de 1749, la condesa manda un escrito al cabildo donde dispone que va a elegir uno nuevo a su convenencia y el 25 de junio revela los nuevos cargos a los capitulares, nombrando como corregidor a Francisco Jalón y Múgica. No obstante, antes de llegar a este cargo parece ser que la persona que lo obstentaba se hallaba en paradero desconocido y había abandonado su puesto. Al hacer su presentación, los regidores del pueblo se negaron a admitirlo.

La corporación puso esta negación en conocimiento de la condesa y esta entrando en cólera, replicó furiosa para que sin dilación se pusiese a Francisco Jalón en su puesto como Alcalde Mayor, tal como ella había ordenado. Los capitulares, dieron un paso más y apelaron al rey que finalmente no dió la razón a la condesa, aumentando más sus iras. Estos argumentaron que el anterior corregidor se encontraba ausente y por tanto, aún no se podía zanjar el asunto de su sustitución y por otro lado que Francisco Jalón no tenía el título de Abogado de los Reales Concejos.

La condesa volvió a escribir al Fernando VI con una nueva carta llena de alegaciones consiguiendo finalmente el beneplácito del rey para sus cambios. Argumentaba que no era requisito necesario tener dicho título para ser corregidor ya que muchos antes habían ostentado dicho cargo sin su posesión en esta y otras villas, y al constatar el rey este hecho, cedió a los argumentos de Carlota Rohán - Chabot, conciéndole el visto bueno a su nueva corporación.

Retrato de la condesa viuda de Fernán Núñez
El diez de octubre de 1749, la condesa viuda había llegado a Fernán Núñez acompañada de sus hijos, instalándose en su palacio, con ánimo de pasar una larga temporada y dispuesta, sin duda, a hacer la vida imposible a quienes osaron interponerse en sus deseos. Su mal carácter acabó afectando al nuevo corregidor y finalmente provocó dimisión de Francisco Jalón, dejando a la condesa sola para que esta se entiendese con sus corregidores. Finalmente decide que Juan Torres de la Hoz pase a ser el nuevo corregidor, y este acepta contra su voluntad, en vaticinio de lo que se le venía encima.

La condesa decidió solicitar al escribano del Cabildo, don Francisco García Usate, ciertos documentos del archivo municipal, sin especificar cuales eran los motivos de su solicitud. El escribano se negó, siendo mandado a prisión por no cumplir las órdenes de la dueña absoluta de la villa y sus gentes. El nuevo y tercer corregidor, Juan Torres de la Hoz, apoyó al escribano en su actitud y pidió nuevamente que fuese relevado de su cargo a la condesa. Ella se negó y este decidió abandonarlo por su cuenta, huyendo a La Rambla. Al día siguiente el 7 de febrero de 1750, recibió una orden verbal de la señora para que regresase a Fernán Núñez. Para librarse de la cárcel, el corregidor fingió estar enfermo ante un escribano del pueblo vecino que testificó que era imposible su traslado desde allí.  Viendo la condesa como era nuevamente burlada decide dar el siguiente decreto:

Por cuanto don Francisco Jalón renunció el empleo de Corregidor de esta mi Villa, que le había conferido, nombré por interino a don Juan Torres de la Hoz, regidor decano de este Concejo, quien por haberlo aceptado fue recibido por él, y estando ejerciendo la jurisdicción se ha ausentado, retirándose a la villa de La Rambla, sin permiso mío ni noticia de los regidores que componen el Ayuntamiento, y estos, a su imitación, han hecho lo mismo, dejando al pueblo sin gobierno, me es preciso, por lo que conviene al servicio de Dios, del Rey nuestro Señor y mío, ocurrir al remedio de los daños que se puedan originar por falta de justicia, por lo que, desde luego y en el interín que tomo los correspondientes recursos para remedio de todo, habilito por Corregidor interino de esta dicha mi Villa, a Don Juan Loarte y Ordoñez, alguacil mayor de ella, y mando a todos mis vasallos le hayan y tengan y respeten por tal, y a los escribanos del nuestro Cabildo y Rentas que, desde la fecha en que les constase este mi decreto, no obedecerán ante otro. Fernán Núñez, Febrero 6 de 1750. LA CONDESA.

El veinte de febrero de la condesa nombra al que es el cuarto corregidor en menos de un año,  a don José Teodosio Delgado y Mentera, siendo posesionado de su cargo el ocho de abril siguiente. En el mes de marzo, Carlota volvió con sus hijos a Cartagena, habiendo indultado previamente a Juan de Torres y a los regidores rebeldes. Se supone que ya iba gravemente aquejada por la enfermedad que le causaría la muerte dos meses después y que esta circunstancia fue el móvil que le indujo a rectificar su anterior conducta, perdonando a los capitulares.  

No queda constancia alguna de como se tomaba el pueblo dichos actos, es más probablemente ni se enterarían puesto que muchos de ellos solo se preocupaban de alimentar a sus hijos trabajando de sol a sol y no de los tejemanejes de la alta sociedad, encima en 1750 una gran hambruna castigó nuestro pueblo y la situación no se solucionó hasta unos años posteriores, como veremos en las siguientes entradas.

 · Información editada procedente de: 
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.

lunes, 22 de abril de 2013

La quinta condesa de Fernán Núñez, segunda condesa viuda: Carlota de Rohán - Chabot

Charlotte Félicité de Rohán-Chabot y Roquelaure era hija de Luis de Bretaña Alén Rohán - Chabot (Louis Bretagne Alain Rohan-Chabot) Príncipe de Lyon y Duque Par de Francia, y de Francisca de Rioquelaure, hija del Mariscal Duque de Roquelaure, también Duque Par de Francia (este título significa que eran familiares del rey francés) Pertenecía por tanto a una gran familia aristocrática de Francia.

Escudo nobiliario de los Rohán-Chabot

Carlota, como se solía traducir su nombre al castellano, se casó con el segundo hijo del tercer conde de Fernán Núñez, que en principio no sería conde, pero por la muerte de su hermano sin hijos, terminó siendo el V conde de Fernán Núñez, Josep Diego Gutiérrez de los Ríos Córdoba Mendoza y Zapata. 

Se casaron el 29 de septiembre 1739, fecha en la que ya ostentaba el título condal y que explica cómo un segundón consiguió un matrimonio con alguien de las alta nobleza francesa. El matrimonio solo duró 6 años, pues su marido falleció en 1745, convirtiéndose ella en la condesa viuda de Fernán Núñez y tras una solicitud al rey Fernando VI, heredó todas las posesiones de su marido cuando este calló enfermo unos meses antes de morir, incluyendo por supuesto, nuestra Villa de Fernán Núñez. Contaba solo con 32 años.

También fue nombrada tutora de sus dos hijos Carlos y Escolástica que en ese año contaban con seis y tres años. Su gobierno en la Fernán Núñez a pesar de lo corto que fue, estuvo lleno de polémica.
Según cuentan, la condesa mostraba un carácter violento e irascible, sin llegar al entendimiento con los capitulares de la villa. Los capitulares era la corporación municipal de aquella época, una especie de concejales que se encargaban de los asuntos principales del pueblo. La función de alcalde la ejercía el corregidor.

Retrato de Carlota Felicita Rohán - Chabot. Ayuntamiento de Fernán Núñez
Hay constancia de la estancia de la condesa en Fernán Núñez, en concreto desde el 10 de octubre de 1749, cinco meses después de la muerte de su marido, permaneciendo hasta el 20 de marzo de 1750, donde vuelve a Cartagena, la ciudad donde tenían su domicilio, por haber sido el conde Capitán General en dicha ciudad.

La estancia en Cartagena fue breve porque el 27 de mayo de dicho año, le sorprende la muerte en nuestra villa, quedando sus hijos, hasta que el rey decidiese otra cosa, a cargo de Ana Francisca Gutiérrez de los Ríos y Alsacia, viuda del IV conde, primera condesa viuda de Fernán Núñez y cuñada de Carlota Rohán-Chabot.

En el archivo parroquial de la villa se guarda el siguiente documento:

La Excma. Sra. Doña Carlota Felicita de Rohán
En la Villa de Fernán Núñez, en veinte y siete días del mes de Mayo del año de mil setecientos y cincuenta, murió la Excma. Sra Doña Carlota Felicita de Rohán, Condesa Segunda, viuda que fue de estaVilla, hija legítima de los Excmos. Sres. Don Luis de Bretaña Alén de Rohán y Chavot, Príncipe de León, Duque de Rohán, y de Doña Francisca de Rochoxeror; Viuda del Excmo. Señor Don José de los Ríos y Córdoba, conde que fue de essta Villa, General de las Reales Galeras de España, Grande de Primera Clase. Y se enterró Su Excelencia en la Iglesia Parroquial de esta Villa, con entierro de tres nocturnos, el día veinte y ocho de este dicho mes y año. Otorgó su testamento cerrado, a los nueve de este mismo mes y año, ante Alonso José de Espinosa, escribano público y número de ella, por el cual mandó se dijesen por su alma cien misas rezadas, todas en esta Parroquial, y que por la limosna de cada una se diesen cuatro reales de vellón que se diesen de limosna, para Redención de Cautivos Cristianos cuatro reales y otros cuatro para los Santos Lugares de Jerusalén. Nombró por sus albaceas al Excmo. Sr. Duque de Béjar, residente en la Villa y Corte de Madrid, al licenciado Don José Teodosio Delgado y Mentera, abogado de los Reales Consejos y Corregidor de esta de Fernán Núñez, a Don Juan Izaguirre y a Don José Loarte, y por sus herederos al Excmo. Sr. Don Carlos José Gutiérrez de los Ríos y a la Sra. Doña Escolástica Gutiérrez de los Ríos, sus hijos, de menor edad, y del expresado Excmo. Sr. Don José Diego Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, su difunto marido.

En su testamento manda que se diesen a sus criados mayores Josef y Joan Loarte un vestido de gala de los de mi poner a cada uno y a don Ramón y Rafael Gallego, todos los vestidos de gala de hombre que tengo en mi poner con sus guardapieses y entre los dos los partan y dividan igualmente.

A su dama, Madame de Callot y a doña Antonia, aya de su hija Escolástica, dejó toda la ropa blanca para que la partiesen en partes iguales. También legó todos los vestidos de gala, aunque en este caso advirtió que que dicha doña Antonia ha de tomar uno por dos que tome dicha Madamme Callot.

A su hijo le dejó su biblioteca, dos fusiles, atrezo para cazar y un aderezo de caballo de terciopelo verde bordado de oro con su arnés, todo lo cual por ningún título ni causa se pueda vender ni venda. A su confesor de la Compañía de Jesús le dejó un juego de libros de temática religiosa que sumaban 32 tomos, trece cuadros pequeños de los Santos Apóstoles y seis mil reales de vellón para que tras su fallecimiento pueda retirarse a su colegio. 

El vínculo con la corte de Francia también está presente en su testamento, especialmente con Leopoldina Elizabeth de Lorena, Mademoiselle de Pons, de la Casa de Lorena, a la que le deja un vaso verde de Indias con flores de oro. Dicha dama se casó con el Duque de Béjar, el cual es nombrado no sólo su albacea sino tutor de sus dos hijos.

Castillo- Palacio de los Duques de Béjar. Béjar, Salamanca

Tras Carlota Felicita Rohán- Chabot, falleció dos años después su cuñada, la primera condesa viuda, Ana Francisca de los Ríos y Alsacia, siendo ambas las dos últimas condesas que se enterraron en la cripta condal de la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de Fernán Núñez.

 · Información editada procedente de:
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.
El tercer conde de Fernán Núñez (1644 - 1721): Corte, parentesco y memoria familiar. Carolina Brutrach. Florencia. 2009. 
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miércoles, 17 de abril de 2013

Visita del Club Patrimonio a Fernán Núñez

El pasado 14 de abril fue la primera vez que Fernán Núñez participó en el Club Patrimonio. Probablemente fue la ocasión donde muchos cordobeses pudieron conocer todo lo que esconde nuestro pueblo y creo que por sus caras, destapar el pasado ilustre de nuestra villa, causó un efecto y asombro bastante positivo.

La visita comienza por la Plaza de Armas, el núcleo inicial de Fernán Núñez, geográficamente hablando. Aclaraciones sobre su etimología, sobre los edificios que componen dicho conjunto y alguna curiosidad sobre las tropas formadas por nuestros vecinos del siglo XV empiezan a despertar la atención de los visitantes.

Plaza de Armas. Esquina de las Caballerizas
La siguiente parada es el pequeño patio de las Caballerizas, allí bajo los bustos de don Carlos José Gutiérrez de los Ríos,embajador de España en Lisboa y su padre, don José Diego, capitán general de la Real Armada y Océano, conocieron el pasado de Fernán Núñez, desde Ulía hasta los Falcó, pasando por la tribu de Abencaes, los Fernández de Córdoba y la gran dinastía que gobernó en estas tierras durante más de cinco siglos, los Gutiérrez de los Ríos.

Aquí empiezan las primeras preguntas a cerca del escudo condal y ducal o sobre la propiedad actual del palacio, que es del pueblo, quizás lo más doloroso de responder, porque como fernannuñense es inevitable no sentir vergüenza por el estado en el que se encuentra, pero siempre con la ilusión de que algún día podamos visitarlo.

Explicación de la torre de Fernán Núñez de Témez
Cruzamos la plaza para ir a la Tercia, probablemente el establecimiento hostelero más antiguo de la provincia, abierto desde la época del tercer conde, Francisco de los Ríos. Su dueño Andrés Berral, nos abre las puertas y nos muestra con orgullo sus salones, sus tinajas y nos invita a conocer su casa familiar, la única parte visitable del Palacio: las antiguas Caballerizas.

La Tercia
 A través de ella y de su patio se intenta salvar la decepción por no poder visitar el Palacio Ducal y con un paseo por sus jardines, originales al estilo dieciochesco del conjunto, el visitante termina por embriagarse de la primavera fernannuñense.

En el Llano de las Fuentes nos esperan las tres fuentes y su guardián, Moro, el perro de los entierros, que vigila quieto. Antes era la gente quien lo rehuía, ahora somos las personas quienes lo rodeamos para contar su historia.

Moro, el perro de los Entierros. Llano de las Fuentes

Rodeamos el Palacio por sus jardines, para volver a salir a la Plaza de Armas y callejear por el entramado medieval de nuestro pueblo: la calleja de la Cárcel con flores en algún balcón, Doctor Berral con sus pintorescos callejones sin salida hasta llegar a la ermita de la Caridad, que un poco tímida se deja asomar en la calle Empedrada. Y subiendo por la calle de Juan Criado,  que rememora a uno de los protagonistas de una historia del siglo XVII, llegamos a la Veracruz, donde una nueva lección de arte por parte del guía, nos espera. 

La Veracruz
La Veracruz es la antesala para visitar la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, la gran estrella de nuestra villa. Su austera fachada parece ser cómplice para la gran sopresa al atravesar su cancel. La explicación del guía colabora en mostrarnos lo que no vemos a primera vista, y a pesar de los contratiempos sacramentales, se consigue dejar una buena impresión. El barroco sigue cumpliendo con su función. 

Altar Mayor de la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas
Por la calleja de la Iglesia bajamos de nuevo a la Plaza de Armas, no sin antes visitar la calleja del Arco. Y por último en el Ayuntamiento, disfrutar de los bienes muebles que aún conservamos del Palacio, sus cuadros y sus bustos. En especial el Socorro a Castro del Río y la Batalla del Campo de la Verdad, donde se demuestra que Fernán Núñez no es solo la avanzadilla de Córdoba, sino la defensa de sus murallas y se remarcan los nexos entre los pueblos campiñeses desde aquel lejano siglo XIV.

El Socorro a Castro del Río
La tarde no es menos y se empieza por el Museo de Juan Polo, sus dos salones nos muestran las dos versiones de su obra. En uno de ellos es fácil imaginárselo tallando alguna escultura bajo la inspiración. En el otro vemos las obras terminadas expuestas  para el disfrute y la contemplación. María nos abre las puertas de su casa para que conozcamos el valor incalculable de toda una vida de trabajo de su padre, algo que no tiene precio.

Casa Museo de Juan Polo
Y la mejor manera de terminar es contemplando Fernán Núñez y la campiña desde su Monte Gólgota particular: la ermita del Calvario.  La Cruz de los Desamparados de fondo, recuerda la leyenda de la patrona de Fernán Núñez y su otro origen: la aldea de Abencaes. Por que un buen final, es empezar por el principio. 

La Cruz de los Desamparados

 Gracias a todos los que han colaborado en la visita, a sus artífices (Alfonso Tejederas y Paco Valenzuela) y a los que nos han abierto las puertas de su casa, demuestran el aprecio que tienen a nuestro pueblo. Gracias a los párrocos por su plena disponibilidad, y a Juan Luis Ramírez, por ser la otra mitad.

Queda mucho por ver y por contar aún en esta villa, así que espero que la visita se repita.

jueves, 11 de abril de 2013

Muerte del V conde de Fernán Núñez y traslado de su cadáver

Busto del V conde, en la entrada de las caballerizas
Catorce años después de su posesión de los estados y villa de Fernán Núñez, el 16 de Diciembre de 1748, el quinto conde de Fernán Núñez, José Diego Gutiérrez de los Ríos Zapata y Mendoza sufre un ataque de la enfermedad conocida en aquella época como perlesía, que le deja privado de sus facultades. Su esposa la condesa, Carlota Rohán y Chabot eleva una exposición al rey Fernando VI, exponiendo la situación de su marido y reclamando el gobierno de sus dominios. El rey, asistido por su Real Concejo otorga despacho, accediendo a lo solicitado por la condesa con la siguiente carta:
Visto por los de nuestro Concejo, con el informe que de nuestra orden se practicó por nuestro Corregidor de la Ciudad de Murcia y lo que, en inteligencia de todo se dijo por nuestro fiscal, por decreto que proveyeron en veinte y uno de este mes, se acordó expedir esta nuestra Carta, por la cual interín, subsiste la privación de las facultades mentales del referido Conde, vuestro marido, os habilitamos para la administración y gobierno de vuestros Estados, en la misma forma y amplitud que éste lo pudiera ejecutar, nombrando administradores, justicias y demás oficios, recaudar las rentas y tomar cuentas y todo lo demás, anejo y perteneciente a sus regalias, sin que en ello os ponga embargo alguno, que así es nuestra voluntad.
Dada en Madrid, a veinte y dos de Marzo, de mil setecientos y cuarenta y nueve. EL REY

Pocos meses después, el 13 de mayo de 1749, el conde fallece en Cartagena y la condesa viuda manda la siguiente carta al cabildo de nuestro pueblo:
Habiendo Dios llevádose para sí al Conde, el día trece del corriente a las nueve horas de la mañana, os lo participo para que me acompañéis con vuestro amor y lealtad, en el justo sentimiento en el que me hallo, y le correspondais con las demostraciones correspondientes y que se deben a los Señores de la Casa, para sus sufragios y demás particulares de vuestra voluntad. Y por ahora continuaréis en vuestros empleos, hasta que el dolor me permita dar las providencias de elecciones de oficios que tenga por convenientes.
Cartagena. Quince de mayo de 1749. La Condesa de Fernán Núñez, Duquesa de Rohán.

El cuerpo del quinto conde fue enterrado en Cartagena, ciudad en la que residían los condes, el catorce de mayo de 1749 en el convento de San Joaquín (actual Parroquia de Nuestra Señora del Carmen). Su hijo, el sexto conde, Carlos José Gutiérrez de los Ríos Rohán y Chabot, que contaba solo con seis años de edad a la muerte de su padre, decidió 37 años después trasladar sus restos hasta Fernán Núñez.

Actual Parroquia de El Carmen en Cartagena, antigua iglesia del Convento de San Joaquín.
El 28 de marzo de 1786 fue exhumado y en una caja decente y proporcionada, se trasladó los restos de su padre desde Cartagena hasta la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas de nuestra villa, llegando a primeros de mayo de 1786. Su entrada fue precedida desde la tarde del día anterior por el tañido de las campanas, dando comienzo a un funeral que en su día no pudo celebrarse. El cadáver se colocó en el túmulo, se cantó la vigilia y se celebró una misa de réquiem hasta que finalmente se depositó en el panteón familiar. A dicha ceremonia asistió el clero, el ayuntamiento y lo más lucido del pueblo, así como su artífice, el sexto conde Carlos José Gutiérrez de los Ríos, su mujer, sus dos hijos y otros de su comitiva.
Familia del sexto conde de Fernán Núñez por Francisco de Goya

 · Información editada procedente de:
 
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.
El tercer conde de Fernán Núñez (1644 - 1721): Corte, parentesco y memoria familiar. Carolina Brutrach. Florencia. 2009. 

  · Entradas relacionadas:
- El V conde de Fernán Núñez: José Diego de los Ríos
- Nacimiento del Primogénito del V conde
- La quinta condesa de Fernán Núñez, segunda condesa viuda: Carlota de Rohán - Chabot

martes, 2 de abril de 2013

Nacimiento del Primogénito del V conde

En Julio de 1742 se recibe en la villa, con gran satisfacción, una carta del quinto conde José Diego Gutiérrez de los Ríos y Zapata, cuyo contenido era:

A mi Corregidor y Villa de Fernán Núñez.
Ayer, día 11 de este mes, fue Dios servido diese mi mujer a luz, con toda felicidad, un varón, cuyo aviso os doy por la satisfacción que deberéis tener, de continuar su Divina Majestad, este beneficio, en nuestra lealtad y mi Casa y esa Villa y Estado, y por las demostraciones correspondientes que no dudaré de vuestra lealtad y celo. dios os guarde muchos años. Cartagena, Julio 12 de 1742.
EL CONDE.
El futuro VI conde de Fernán Núñez, Carlos José de los Ríos
El Concejo, Justicia y Regimiento de la localidad, encabezado por el corregidor, don Rodrigo de Fuentemayor, expresó al conde su satisfacción por tan feliz acontecimiento que aseguraba la sucesión en la Casa de Fernán Núñez y acordó celebrarlo con una fiesta solemne en la Parroquia de Santa Marina, en acción de gracias, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de los Señores de la Casa, con exposición del Santísimo Sacramento. 

Corridas de gansos en El Carpio de Tajo por David Utrilla
Además se organizaron dos corridas de toros, en la plaza mayor (la plaza de Armas) para las cuales se compraron 24 toros en Las Lomas de Úbeda y Serranías de Cazorla. Igualmente, se publicaron luminarias para los tres días que faltaban para la fiesta, que tendría lugar en 20 de dicho mes, con cuatro ducados de multa para el vecino que no las hiciese, y se organizaron también corridas de gansos, o mascaradas, y juegos de cañas (lanzarse cañas y paradlas con escudos, normalmente montados a caballo que se colocaban formando una hilera) para distraer a los forasteros que fuesen llegando con ánimo de tomar parte en los festejos.

Dichos juegos quizás sean los precedentes de aquellos que todavían se celebran en las fiestas principales de nuestro pueblo como la Feria Real de Nuestra Señora del Tránsito: con motivo de la feria se hace un desfile de gigantes y cabezudos, recordando a lo que el texto del archivo municipal llama Mascaradas, y los juegos de cañas y gansos quizás sean el antecedente  a los que se celebran en el Paseo de Santa Marina en las mañanas y tardes de la Feria de Agosto pero con muchas variaciones y sin animales.

Cuadro de un juego de cañas en la Plaza Mayor de Madrid.Siglo XVII. Museo Municipal de Madrid

·Información editada y ampliada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta