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jueves, 4 de julio de 2013

La Fuente del Duque de Fernán Núñez (La Fuente de los Patos)

Muy pocos fernannuñenses conocen hoy día a esta fuente por esta denominación. Parece que su historia ha estado siempre basada en el reaprovechamiento de otros restos. Actualmente no tiene un nombre concreto, por eso he decido coger su denominación oficial desde el año de su inauguración en 1928 y el que creo, es el nombre más popular en nuestros días.

Nuestros vecinos la conocen como Fuente de los Patos por instalarse en torno a ella un estanque en fechas más recientes, o por la Fuente Chiquita, la Fuente de la Concha o Fuente del Cañito del Molino. La fuente llevaba asociada la construcción de unos nuevos lavaderos que usarían sus aguas sobrantes.

Fue construída en 1927, siendo alcalde de la villa Alvaro Cecilia Moreno, según consta en el libro de Actas del Pleno del Ilustrísimo Ayuntamiento de Fernán Núñez. Un año antes se solicitó la condonación de la renta de diez pesetas y cesión de terrenos, a favor de este municipio, para construir un paseo en la Alameda de las Fuentes, justo debajo del llano donde se encontraban las fuentes. No era la primera vez que se solicitaba dicha donación, y fue rechazaba nuevamente.

Manuel Falcó d'Adda. III Duque de Fernán Núñez
Previamente en mayo de dicho año, el duque consorte de Fernán Núñez, Manuel Facó d'Adda, hizo cesión gratuita del agua necesaria para la construcción de una nueva fuente, en el llamado Cañito del Molinillo.

En Fernán Núñez se le da tradicionalmente el nombre de cañito a los manantiales que afloraban tanto en la zona del Llano de las Fuentes y la contigua la Gavia del Higueral (hoy cuesta y jardines del Encinar) como a los situados en la zona de La Juncada. La coletilla de El Molinillo viene dada porque el agua de dicho cañito era usado para mover la piedra de un pequeño molino harinero situado a excasos metros abajo popularmente conocido como Molinillo de Antonio Molina hoy desaparecido. A su vez, antes o después, se usaba para alimentar los caños de unos lavaderos conocidos como el Pilón del Molinillo.

El duque dejó las siguientes condiciones en su contrato de cesión:
1ª. Por cuenta del Ayuntamiento se establecerá una nueva fuente pública, en la gavia del Higueral, frente al "Cañito del Molino"
2ª. El agua de la citada fuente será exclusivamente para consumo de las personas, quedando terminantemente prohibido servirse de ella para otros usos.
3ª. Como quiera que el establecimiento de la citada fuente puede perjudicar la gavia del Higueral, por el continuo uso que del terreno se haga en las inmediaciones de la mencionada fuente, el ayuntamiento construirá a su costa, a mabos lados de la misma, la obra de fábrica que se juzgue necesaria para la defensa de la citada gavia.
4ª. Al construir la fuente se procurará que al agua sobrante de la misma vierta donde lo hace actualmente, o sea en el pilón del molino harinero situado al otro lado del camino. 
5ª. Toda reparación que en cualquier época haya que ejecutar, para la buena conservación de la obra que ahora se haga para instalar la fuente, será de cuenta del Ayuntamiento.
6ª. Si por cualquier causa disminuyese el caudal de agua que ahora se cede para la nueva fuente, S.E. (Su Excelencia, el Duque) no sería responsable de los perjuicios que ello ocasionara al vecindario, no pudiendo el Ayuntamiento destinar el sobrante de agua de las fuentes, sin perjuicio de S.E., a otros usos que aquéllos a que la Casa Ducal los destina en la actualidad.

Las anteriores condiciones se harán constar en la escritura que en su día se extienda, relativa a las diversas  concesiones que en beneficio del pueblo tiene hecha S.E., sin perjuiciode que al ser ahora aprobados por el Ayuntamiento, se entregue al representante de S.E. copia literal del acta en la que se relaciona con este asunto.
 
Las condiciones dejan demostrado que este caño, antes de su uso para la fuente servía para alimentar el caudal del citado pilón del molinillo.

Inauguración de la fuente en 1927

El once de junio de 1927, el alcalde Cecilia Moreno dio cuenta de que las obras acordadas para construcción de lavaderos públicos y Fuente del Cañito del Molino habían dado comienzo, llevase el nombre de Duque de Fernán Núñez. A mediados de agosto de este año se encontraba ya esta fuente terminada y, para su inaguración, se acordó invitar a las autoridades superiores de la provincia, a las cuales se obsequiaría con una comida, a cuyo acto podrían concurrir libremente todos los ciudadanos que adquiriesen tarjeta para el mismo, al precio de cinco pesetas. Para dicha fiesta fueron también invitados los miembros del Ayuntamiento, fuerzas vivas de la villa, presidentes de las sociedades recreativas y de las Uniones Gremail y Patriótica. Se nombró un guarda interino para las fuentes y lavaderos públicos recién construídos. Nombramiento que cayó en la persona de Diego Jaraba Miranda con un sueldo diario de dos pesetas.

Fuente Chiquita durante la feria. Fotografía de Salvador López Cañero
Fuente Chiquita. Fotografía de Andrés Raya Saro. Mayo de 1969

La desaparición de las pilas modificó el uso del agua sobrante. En torno a 1974 se creó un bello jardín en torno a la fuente y el agua ahora se usaba para alimentar un estanque. La fuente también fue cambiando su aspecto: Inicialmente tenía una pared decorada con azulejos de la que salían dos caños que vertían agua a un pilón en forma de concha que según un artículo de la Revista de Feria de 1992: ... según testigos de la época estuvo situado antes de su actual ubicación en la Plaza de Armas..., en la esquina de la casa que se compró y se anexó al actual ayuntamiento y que está frente a la escalera de la Capilla de Santa Escolástica. Encima de los azulejos la fuente tenía un frontón circular donde estaba colocado una lápida que decía: Fuente del Duque de Fernán Núñez, 1927. 

Pilón en forma de concha o venera
Con el paso de los años desapareció la pared posterior y se construyó un pedestal de piedra donde se colocó la imagen de Santa Marina de Aguas Santas, hecha por Juan Polo Velasco y que inicialmente estuvo colocada en la Avda. Juan Carlos I, junto al Instituto Francisco de los Ríos.

Ubicación original de Santa Marina

Estaba situada en una hornacina con un arco. Con el tiempo el arco se perdió y solo se conserva hoy el pedestal con la estatua de Santa Marina que ha sufrido bastantes actos vandálicos. A los pies de Santa Marina sigue estando la concha que recoge el agua de los caños y rodeando toda la fuente el estanque de los patos. Con la construcción en 1990 del Parque del Llano de las Fuentes se construyó un mirador aprovechando el gran desnivel entre la fuente y las calles colindantes desde donde hay una bella vista del parque y del conjunto del palacio ducal y sus jardines. La parte inferior del mirador se usa como piqueras para palomas y para los patos.


Estanque antes de la construcción del Parque Llano de las Fuentes
La Fuente de los Patos. Junio de 2013

Estatua de Santa Marina, patrona de Fernán Núñez. Juan Polo.


 · Información editada procedente de:
 
- Callejero de la villa de Fernán Núñez : nomenclátor de las vías urbanas con sus antecedentes históricos. Francisco Crespín Cuesta ; edición, estudio introductorio, fotografías y notas de José Naranjo Ramírez. 2007.

-· Revista de Feria de 1992. Las Fuentes. Páginas 75-80.

martes, 8 de noviembre de 2011

Moro, el perro de los entierros

Se ha escrito y dicho mucho a cerca del Perro de los Entierros de Fernán Núñez. La web está llena de referencias, enlaces y videos. Si tecleamos en Google, Fernán Núñez y perro de lo entierros, nos aparecen varios links, entre ellos el de Talbanés,  que ya trató estupendamente el tema y en los comentarios podéis encontrar un buen resumen de la historia del mismo de manos del presidente de la Asociación Cultural Caños Dorados, Andrés Romero Pérez, persona muy vinculada a la Asociación Cordobesa Protectora de Animales y Plantas San Martín de Porres. Aquí dejo el enlace

Hasta en la televisión se emitió un minireportaje en el programa Cuarto Milenio de Cuatro donde quizás se exaltaba el hecho de haberle construído a Moro, que así le pusieron de nombre, un homenaje. Quien vea el video puede interpretar que el homenaje era por su extraño comportamiento hacia la muerte, pero sin duda, creo que esa estatua lo que representa es la lucha por impedir el maltrato de los animales, usando un animal muy conocido que tuvo por desgracia una muerte muy conocida.  La estatua del homenaje, ubicada frente a la Fuente Reonda, del Llano de las Fuentes, es como no, obra de Juan Polo.

Moro, perro de los Entierros en el Llano de las Fuentes. Fotografía de Salvador López
 Muchos tienen ya su propia opinión, yo tengo poco que aportar a esta entrada, sobre todo porque nací dos años después de la muerte del perro, pero siempre recordaré como mi abuela me contaba las historias del perro y como incluso fue alimentado alguna vez por alguien de mi familia.

He decidido elegir un artículo de Crespín Cuesta, artículo coetáneo, pues cuando se publicó el perro Moro aún estaba vivo, de manera que refleja en cierto modo, el ambiente del momento y no lo que vivieron, han contado o recordamos que nos contaron, así que aquí lo dejo, está extraído de Piedras y Cruces, un libro que, permitidme la sugerencia, deberían de poner de lectura obligatoria en los colegios e institutos de Fernán Núñez (que para Conocimiento del Medio puede venir bastante bien)

Parece cosa sobrenatural; pero no lo es, aunque en las noticias divulgadas entre el vecindario y publicadas en la prensa, se le haya querido dar ese carácter. Es un can negro, de tamaño mediano, rabo corto y orejas gachas. Es noble, tranquilo y reposado al andar. No ladra a nadie, sino a los de su misma especie, ni se enfurece jamás por causa alguna. La misión de cualquiera de estos animales es comer, dormir y acompañar a su amo, cuando no se le destina a guardar la puerta del cortijo, amarrado a una cadena, o a guardar el ganado; pero la de este raro ejemplar, que carece de nombre, porque para todos es el perro de los entierros, es muy diferente de la que siempre tuvieron su raza: acompañar al difunto hasta su última morada, en cuantos entierros tienen lugar en la Villa.

Es curiosísimo el comportamiento del animal. Sabe distinguir el tañido de las campanas cuando tocan a muerto, de los demás toques usuales en la parroquia. Los lúgubres tintanes fúnebres le atraen irresistiblemente y al oirlos comienza a olfatear y a recorrer afanoso las calles del pueblo, hasta encontrar la casa mortuoria, a cuya puerta se echa, hasta que la comitiva se pone en marcha y se coloca al lado del féretro, acompañándole a lo largo de todo el itinerario. Llegado a la iglesia, se queda a la puerta y allí espera la terminación de oficios fúnebres. Luego vuelve a colocarse junto a la caja y camina hasta llegar al cementerio, en cuyo recinto entra, siguiendo el cadáver, y se echa al pie de la fosa, o sepultura, de donde no se mueve hasta que el último de los asistentes ha abandonado el Camposanto. Después vuelve a las calles del pueblo, a vagar por ellas, a nutrirse de los cubos de basura y dormir sobre las gradas de las puertas.

Entierro en la calle San Sebastián, con Moro en primer plano, finales de los años 70. Foto de Isabel Redondo
Este es el caso sorprendente del extraordinario y discutido que ha llamado la atención de cuantos han observado su extraño comportamiento. Pero lo que muchas personas ignoran es que, detrás de este curioso fenómeno de fidelidad a la muerte, protagonizado por este noble animal, hay una historia sentimental y bella, no menos interesante que las sobrenaturales propiedades que se le atribuyen a la curiosa bestezuela.
El animar, actor de tan singulares escenas, perteneció a un vecino de la localidad, que vivió en estado célibe, sin otra compañía, en sus últimos años, que la de este noble can, al cual dio todo el afecto que hubiera ofrendado a una esposa o unos hijos. Pero llegó un día en que, este hombre, aquejado por grave enfermedad entregó su alma a Dios. El animal, presintiendo la magnitud de la tragedia, aulló lastimeramente en el momento en que el alma abandonaba el cuerpo de su dueño. Después, echado junto al lecho de muerte, permaneció triste e inmóvil hasta que el cuerpo fue llevado a enterrar, yendo a su lado hasta el mismo instante de bajarlo a su tumba.

Cuando todo el acompañamiento hubo abandonado el cementerio, el fiel can siguió junto al sepulcro de su amo. Llegada la noche, el sepulturero tuvo que sacarlo por la fuerza; pero lejos de alejarse, se echó junto a la entrada, sin duda esperando la salida de su hasta ahora inseparable compañero. Allí permaneció tres días consecutivos, hasta que el hambre le obligó bajar al pueblo en busca de alimento. Desde entonces, los cubos de la basura le proporcionan el sustento y el cielo es su único techo; pero cuando las campanas parroquiales tocan a muerto, sus ojillos tristes se animan, se electriza su cuerpo recordando a su buen amo, y corre por las calles hacia la casa mortuoria, va a la iglesia y llega al cementerio pegado al ataud, con la única esperanza de volverlo a encontrar. Así un día y otro día, un año y otro. Han transcurrido varios dede que el perro amigo de los muertos quedara en la orfandad, sin embargo, su fidelidad al dueño que le cuidó y mimó sigue tan patente e incommovible, como si este acabara de morir y, sin desmayo, le espera aún para demandar sus caricias.
Ante este caso insólito y curioso, que debía servir de ejemplo a los humanos, el alcalde de Fernán Núñez ha ordenado sea respetado el animal, se le vacune periódicamente y se le de cobijo, en las frías noches invernales, en el local que sirve de cuartelillo a la guardia municipal.
                                                  Crespín Cuesta. Piedras y Cruces.




Desconozco si este último parrafo se llegó a aplicar o el perro murió antes.  Con esto pongo fin a la relación de entradas, que acompañaban al mes de Noviembre, para hacer este tributo al lado fernannuñense del mundo de los muertos.

· Información procedente de:
Piedras y Cruces. Francisco Crespín Cuesta

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domingo, 30 de octubre de 2011

El Santo

En Fernán Núñez, siempre usamos la expresión el Santo para referirnos al Cementerio Municipal, la historia del cementerio va ligada siempre a la de la ermita de San Sebastián y a pesar de estar dedicada a dicho santo, el cementerio no recibe ninguna advocación. El Santo hace alusión al término campo santo, abreviandose solo en Santo.

En las anteriores entradas (se pueden consultar en la relación de enlaces al final de la entrada) he hablado de su origen, y a parte de este periodo inicial, pocos sucesos llamativos han ocurrido que puedan ser de interés histórico. Eso sí personales, muchos, y no relacionados con la muerte, que lógicamente, podrían ser, sino que por proximidad a mi domicilio ha sido en varias ocasiones lugar de juegos de niños (por muy extraño que parezca) y lugar para ir a ligar o pelar la pava (por muy raro que parezca, también) La verdad es que  allí no te molestaba nadie.

El Santo en 1969, fotografía de Andrés Raya Saro
Son muchas las historias que me contaba mi abuela, como la de aquella mujer que enterraron viva, y tras escuchar los gritos dentro de la tumba, la sacaron, pero ya era tarde, pues finalmente sí que murió. Al desentarrarla descubrieron el error porque la mujer dejó la marca de sus uñas en la tapa del ataúd, muestra de intentar salir del mismo y hace unos años como mi propia madre se cayó a una tumba y que tras permanecer allí veinte minutos, a unos cinco metros de profundidad la sacasen casi totalmente ilesa. 

Pero vamos a lo que vamos:  el Santo de Fernán Núñez es un lugar privilegiado, con unas vistas impresionantes de los alrededores, siendo de los pocos puntos de Fernán Núñez desde donde se ve el castillo de Montemayor (a ras de suelo sin necesidad de estar en lo alto de un edificio) Ya lo dijo el sexto conde al Consulado de Cádiz: <<... y a principiar a construir un cementerio público, proyectado por mí, en el parage más elevado a la inmediación de ella..
.

Al fondo, junto al ciprés el Castillo de Montemayor

Vistas del Palacio Ducal, desde el santo.
  Se divide en varios patios. Solo conozco los nombres de las placas que se conservan: el Patio 1, de San Juan, el de mayor antiguedad, donde se sitúa la ermita de San Sebastián, los pilares del panteón ducal y las tumbas de más antigüedad muchas con escudos nobiliarios que evocan al pasado ilustre de muchos de los vecinos de Fernán Núñez.

Panteón del siglo XIX

Nichos de la familia de los Villafranca

En el patio de San Juan también se situaba una cruz, hoy desaparecida,  tras ser sustituída por un crucificado de Juan Polo, que está en el centro de lo que se iba a usar como panteón ducal.

Cristo de Juan Polo, foto de Juan Cardador Cañero

Lógicamente, la población aumentaba y también los enterramientos. El patio quedó pequeño, así que se tiró una de sus tapias, la orientada al sureste, y se hizo el segundo patio, dedicado a San Pedro

El segundo patio también quedó pequeño con el tiempo, de hecho las tumbas que hay no presentan ni calles para poder acceder a ellas, por el gran hacinamiento. Finalmente se amplió hacia el sureste nuevamente creando un tercer patio, cuyo nombre desconozco. Pero aún así, con el paso del tiempo volvió a ser pequeño, ampliándose hacia este en dos nuevos patios tres veces más grandes que el primitivo patio de San Juan y paralelo a este. El primero de estos dos, el patio cuarto es el patio de San José.

Placa del patio de San José

Vista de la ermita de San Sebastián desde el patio de San José

No hace muchos años, ya en la década del dos mil, se amplió nuevamente por su parte sureste, con algunas críticas de los vecinos que pedían un traslado del cementerio a otro lugar más alejado de la población.

 En el último patio se encuentra otra estatua de Juan Polo, concretamente en su panteón familiar, una obra llamada La Piedad.

La Piedad, de Juan Polo
Detalle de La Piedad

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jueves, 27 de octubre de 2011

El Panteón de la Casa Ducal en Fernán Núñez

Si volvemos a las entradas sobre el origen de nuestro cementerio (I y II) comprobamos como en el Cementerio había un espacio dedicado al enterramiento de la Casa Condal, luego Ducal.

Carlos José Gutiérrez de los Ríos, sexto conde,  hizo grandes reformas en el pueblo, como hemos visto en las entradas citadas inicialmente, y entre ellas estaba la construcción del cementerio en torno a la ermita de San Sebastián con parte de una recompensa por su buen hacer como diplomático. 

Fachada principal de tres arcos

Carlos José de los Ríos (era común abreviar de esta manera el apellido, omitiendo el Gutiérrez) diseñó y proyectó un panteón para sus descendientes, sobre cuya puerta se colocaría la inscripción Descansan con los suyos, según el cronista de la villa, Crespín Cuesta que acreditaba y confirmaba que los señores, condes y duques de esta tierra cumplían con una de sus últimas voluntades, que consistía en pasar los últimos años de su vida en el palacio de nuestro pueblo y descansar con el resto de fernannuñenses en el santo (como en Fernán Núñez, llamamos al cementerio)

Sea esta o no la interpretación, lo cierto es que el panteón solo quedó en proyecto. El paso de los años fue alejando a los herederos de la Casa Condal/Ducal de nuestro pueblo. Nuevos títulos, un nuevo palacio en Madrid, grandes ruínas a las que hacer frente, heredadas de las grandes sumas gastadas por el sexto y séptimo conde, empezó a  hacer mella entre las relaciones entre la Villa y la Casa de los Fernán Núñez, que hasta perdió su apellido De los Ríos pasando a ser primero Osorio y luego Falcó.

En la biblioteca municipal, recuerdo vagamente, existía un documento sobre este panteón, confeccionado por un profesor de historia - no lo he podido volver a localizar con el paso del tiempo, pero lo recuerdo con gran claridad- En el documento se observaba como los cuatros pilones que hoy hay en el patio de San Juan o patio primero del Cementerio Municipal, frente a la ermita de San Sebastián marcan este espacio que no puede ser invadido por ninguna otra lápida o tumba, por ser el espacio que se reservó o se reserva para el enterramiento de los nobles.

Pilona 1
Frente a la esquina de la ermita: la pilona 2

Pilona 3

Pilona 4


Por tanto, este espacio, sobre el que ahora se levanta un crucificado de Juan Polo, en su parte central y que preside la entrada al cementerio por su puerta principal, fue el destinado para tal fin.




Y ahora viene la pregunta. Si se construye un panteón en ese lugar, ¿taparía la ermita de San Sebastián  y desvirtuaría la imagen de la portada de tres arcos? El problema lo solucionó el diseñador del panteón, que probablemente fue el mismo sexto conde, con un panteón subterráneo: a través de la ermita de San Sebastián se accedería a una cripta cuyos límites quedaban marcados por los cuatro pilones anteriores.

Esquema de la Cripta Ducal proyectada

Finalmente, la hija del primer duque, Francisca Gutiérrez de los Ríos Lasso de la Vega desechó la idea de sus antepasados y se empezó a construir un panteón en la corte madrileña, donde tenían su nuevo palacio, en unos terrenos adyacentes al Castillo de la Alameda de Osuna, una de sus propiedades en la capital.

Panteón de los Fernán Núñez, en la Alameda de Osuna (Barrio de Madrid)



· Información editada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crepín Cuesta

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jueves, 30 de junio de 2011

Inauguración de la Casa Museo de Juan Polo

Mañana,  viernes 1 de julio abrirá sus puertas la casa-museo dedicada al escultor de Fernán Núñez, Juan Polo Velasco, un proyecto que muchos vecinos y familiares del artista venían proponiendo desde hace bastantes años pero que, por diversas razones, no había podido materializarse hasta ahora.

Razones políticas principalmente, porque ninguno de los partidos políticos que nos han representado en Fernán Núñez en estas últimas décadas han sabido dar respuesta y honrar al que probablemente es el vecino más ilustre de nuestro pueblo. Una lástima, pero en Fernán Núñez, por desgracia estamos muy acostumbrados a este tipo de "inconvenientes políticos".

Rincón de su taller
Sus familiares  y varios colaboradores han habilitando una parte de la vivienda en la que el escultor ha vivido durante los últimos 50 años y el taller en el que ha creado sus obras. 

Según Diario Córdoba, en esta casa museo podrá visitarse el taller y una sala (con un patio contiguo) de 150 metros cuadrados en la que se expondrán unas 120 esculturas realizadas por el artista desde los 12 a los 87 años en que cayó enfermo. Ese mismo día de la inauguración podrá contemplarse, además, una exposición colectiva de trece pintores y escultores amigos del artista. .  

No voy a citar su biografía por su extensión pero este fernannuñense empezó a estudiar y trabajar en el taller del imaginero valenciano Mariano Benlliure, del que es considerado el último discípulo. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla y en 1956 abrió su estudio-taller en esta casa de la calle San Marcos que siempre ha mantenido abierta para todo el mundo. Convirtió Fernán Núñez en un museo al aire libre, llenando toda la travesía de la Nacional 331 de esculturas que sorprendían a los viajeros que iban o venían de Córdoba a Málaga. 

Entre sus muchas obras al aire libre destaca la de El Sembrador , que con el tiempo se ha convertido en un símbolo de la localidad. En Córdoba capital pueden contemplarse en el Alcázar de los Reyes Cristianos, las Caballerizas Reales y el Museo Taurino.

Espero que sea un éxito este museo, una persona como Juan Polo se lo merece, pues ha dedicado su vida a la cultura y patrimonio de este pueblo.




Video sobre su vida, donde aparecen partes de su taller y algunas de sus obras

La Casa-Museo está ubicada en la entrada de Fernán Núñez, próxima a la Piscina Municipal y frente al Parque Doña Rosalina, justo a la orilla de la antigua nacional 331. A partir del día 4 de julio la familia abrirá el museo de forma gratuita y con un horario regular.

Mapa de la ubicación de la Casa Museo (Hacer click sobre el para ampliar)

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sábado, 16 de abril de 2011

La ermita de La Caridad (VI)

 ERMITA DE LA CARIDAD (ACTUALMENTE): FACHADA PRINCIPAL

Una vez terminada su historia vamos a conocer como es hoy la actual ermita de La Caridad, que como hemos dicho está cerrada al culto y que se encuentra en el mismo lugar que la primitiva ermita de Santa Ana,  del siglo XVI y luego llamada de Nuestra Señora de la Salud. Y lo vamos a hacer con su exterior.

Aspecto actual con un muro en el solar vacío adyacente
Vamos a describir su fachada frontal y el lateral que queda al descubierto por dar a un solar vacío,  concretamente en su lado derecho donde hay restos de construcciones, y otros restos que vamos a analizar en otras entradas que pertenecerían a las dependencias de los franciscanos o al antiguo hospicio.

Aspecto tras el muro
 Su fachada frontal, que da a la calle Escultor Francisco Bonilla o calle Empedrá, probablemente sea una copia o restauración de la última que tuvo antes de su incendio, que pertenecía al siglo XVIII  y por tanto, seguía  los cánones imperantes en los últimos momentos del barroco y tocando ya el neoclasicismo que iba a triunfar como estilo característico de finales del dieciocho. Tiene una pequeña plazoleta de escasas dimensiones probablemente como consecuencia de su antiguo cementerio, que se extendía  a sus pies y a su alrededor. Es de una única nave, de planta rectangular. Lo más normal es que aparquen coches en la plazuela, bloqueando la parte de la puerta principal(impidiendo incluso fotografiarla) y además tiene los contenedores de basura de la zona justo en la fachada (y esta política de protección del patrimonio es la que práctican los políticos de mi pueblo desde que tengo uso de razón)
Esquema frontal
1. Actual puerta principal. 
La puerta se enmarca en dos pilastras. Con un frontón entrecortado que aloja una hornacina.
Detalle de la puerta
Antiguamente hubo otra puerta en el lateral, no sabemos si desde un principio, por ser tantas las refundaciones que hicieron y se encuentra justo antes de la mitad de la nave. Dicha puerta está tapiada actualmente (se observa si se traspasa el muro blanco adosado -foto 1- a la ermita que se ve desde la calle) Como vemos en la imagen su dintel y jambas estaban hechas de ladrillo, recordando al estilo de la puerta  de la parroquia de Santa Marina

Puerta lateral tapiada
2. Hornacina y ojo de buey


Detalle de la hornacina
 Situada en el centro de la portada, tenemos una hornacina con una terminación en forma de venera o concha  en su parte superior.  A su vez se remata por una cruz. Analizando más de cerca vemos la imagen de una mujer que sostiene en brazos un niño desnudo. Dicha imagen es del escultor local Juan Polo y es una alegoría a La Caridad.

Detalle de la alegoría de La Caridad, de Juan Polo

El ojo de buey es de las únicas aperturas hacia el exterior que conserva la ermita, y que no está tapiada. Como vimos en otras entradas, el grabado de Vicente Mariani de 1787 ya nos mostraba un ojo de buey



3. Espadaña
La espadaña tiene dos arcos para alojar dos campanas diferentes. Sin embargo solo aloja una. Quizás recordando la vieja tradición, que ya narré en otra entrada, de la campana de Abencalez encontrada por Juan Criado de Fuentes, uno de los precursores  del hospicio y la ermita en su segunda fundación que la colocó en dicha espadaña.  Sin embargo, en el grabado de Mariani observamos una espadaña que solo parece alojar una única campana, porque solo tiene un arco en ella y no dos como en la actual.

Apenas tengo conocimientos de arquitectura, por ello puedo cometer errores al expresar las formas y estilos arquitectónicos.
Información y fotografías del autor de este blog, agradeciendo especialmente la ayuda y el debate continuo de Juan Luis Ramírez Zurita.

sábado, 19 de marzo de 2011

La devoción a la Virgen de Guadalupe en Fernán Núñez

El décimo señor de Fernán Núñez, don Alonso Gutiérrez de los Ríos y Venegas y su esposa Beatriz Carrillo de Córdoba, pasaron muchos años unidos en matrimonio sin lograr descendencia. Ambos fueron en peregrinación al santuario cacereño de Nuestra Señora de Guadalupe, a implorar la concesión de un heredero, que asegurase la continuidad sucesoria de esta casa de Fernán Núñez. 

Parece ser que las súplicas fueron escuchadas y al poco tiempo nació el heredero que llevó por nombre Fernando, en memoria de su abuelo paterno. La descendencia prosiguió hasta alcanzar la cifra de diez hijos.

Don Alonso trajo una imagen del santuario extremeño y en una solemne procesión fue llevada hasta el Altar Mayor que el mismo mandó construir, y donde fue sepultado, en la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Se acompañó de un sermón y la posterior celebración, con los vecinos de la villa, ordenando que sus sucesores de la Casa de Fernán Núñez, la tuviesen siempre como protectora. Este hecho queda reflejado en un cuadro que se conserva en el Palacio Ducal y que ahora podemos contemplar en el Ayuntamiento, tras su restauración.



Para que siempre se recordase el favor que por su intercesión habían recibido, destinaron una renta perpetua para que todos los años, los señores de Fernán Núñez enviasen veinticinco cirios de cera blanca, dorados y plateados, que ardiesen en las vísperas y fiestas de la Navidad, en su monasterio de Guadalupe.

La Virgen de Guadalupe, presidía el Altar Mayor de Santa Marina antes de su reconstrucción, hasta el siglo XVIII, en el primitivo Altar Mayor. Posteriormente, en la nueva parroquia, presidiendo el nuevo Altar Mayor que crease Alonso Gómez de Sandoval entre 1785 y 1790 con una nueva talla de la Virgen de Guadalupe  hecha en 1791.  Parece ser que la anterior imagen permaneció en  Santa Marina, probablemente en la sacristía u otras dependencias.
Pero esta iglesia sufrió las consecuencias de la Guerra Civil y fueron destruídas muchas imágenes y altares, entre ellos la imagen de la Virgen de la que hablamos. Después de la guerra, no se volvió a colocar la imagen, sino que fue sustituído años más tarde por un imponente crucificado de Juan Polo, el Cristo de la Promesa.

En el centro del Altar Mayor se puede ver la silueta de la Virgen de Guadalupe. 1936
Ampliación del Altar Mayor (Cortesía de Juan Luis Ramírez Zurita)
Virgen de Guadalupe, tras la Guerra Civil
Hasta 1922 hay constancia de la celebración de una función a la Virgen cada ocho de septiembre y en los archivos de la Iglesia de Santa Marina queda constancia de que a partir del XVIII se relega por parte de los condes a esta parroquia, el envío de los veinticinco cirios al monasterio cacereño, dando detalle de las cuentas y elaboración de los mismos.

Igualmente los sucesores de don Alonso siguieron profesando devoción a la Virgen de Guadalupe e incluso dispusieron de una nueva copia para el Palacio construído sobre el castillo en el siglo XVIII, que se colocó en la capilla de Santa Escolástica, situada en una de las torres de dicho palacio, en una pequeña hornacina  en el altar del Resucitado.
Virgen de Guadalupe de la Capilla de Santa Escolástica
Esta imagen figura en los inventarios de dicho Palacio como Virgen de las Batallas. Este nombre puede tener relación con el hecho de que los señores de Fernán Núñez  durante el siglo XVI, XVII y XVIII destacaron siempre en el ambito militar, tanto en tierra como en mar y esta imagen  de la Virgen de Guadalupe, de pequeño tamaño, podía acompañar a los señores y posteriores condes en cualquier contienda.

También era costumbre celebrar solemnes misas para dar gracias a la Virgen cuando a alguno de los señores o condes le sucedía algún hecho extraordinario. Por ejemplo, en julio de 1742 se recibe en la Villa una carta del quinto conde don José Diego Gutiérrez de los Ríos que relata el nacimiento de su primogénito. El Concejo y Regimiento de la localidad, encabezado por el corregidor, don Rodrigo de Fuentemayor acordó celebrarlo con una fiesta en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, en acción de gracias, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe.

En julio de 1775 llegó a Fernán Núñez la noticia de que entre los heridos en un expedición española a Túnez contra los berberíscos se encontraba don Carlos José Gutiérrez de los Ríos, sexto conde de la villa. Al conocer el Concejo esta comunicación se reunió el cabildo de urgencia, tomando el acuerdo de rendir sus respetos al conde, ofreciendo una solemne fiesta a Nuestra Señora de Guadalupe, para implorar misericordia sobre la persona del conde.


Información editada y ampliada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta
Colaboración de Juan Luis Ramírez Zurita.

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martes, 18 de enero de 2011

Cortijo de la Alamedilla (popularmente, La Lameilla)

Quien siga con frecuencia el blog y conozca poco Fernán Núñez puede tener la sensación de que la historia de mi pueblo solo es aquella de sus señores y mandamases. En parte, con dinero y procedencia noble, en la época en la que estés, podrás dejar tu nombre para la posteridad con grandes obras y hazañas.  No quiero decir con mis palabras que no hiciesen en el pasado, hagan en el presente o llegarán a hacer en el futuro cosas buenas o importantes, sino que es injusto para aquellas otras personas que de origen humilde se ponían a trabajar al amanecer y no terminaban hasta el ocaso. Estas si que hacían algo de gran mérito: dar de comer, criar y educar a lo que ha mantenido viva esta villa durante siglos y siglos: sus vecinos, sus habitantes.

Quizás por su proximidad con el actual cortijo y anterior villa de La Morena, que estuvo muy vinculada con Fernán Núñez, el Cortijo de la Alamedilla  (a partir de ahora lo escribiré como La Lameílla) fue un sitio clave para mi familia. Mi abuelo Francisco Cardador López fue aperaor del mismo, posteriormente le sucedió mi tío el mayor, Juan Cardador Ariza y actualmente su hijo mayor, como si fuera un mayorazgo de los del medievo,  Francisco Cardador Moyano, es el aperaor actual. Hoy es un día triste para mi familia, La Lameílla ha vuelto a perder a otro de sus aperaores. 

Vistas del caserío de La Alamedilla
 Por supuesto, fue como la mayoría de los cortijos de Córdoba de propiedad señorial probablemente hasta su venta a una de las familias de la aristocracia cordobesa que comenzaron a adquirir alguno de los grandes cortijos de la nobleza en el siglo XIX. Fue señorío para algunos nobles como Pedro Fernández de Montemayor, hermano de Inés Alonso de Montemayor, sexta señora de Fernán Núñez.

Localización en el Sig Pac
El cortijo se ubica hacia el Monte de La Morena, cerca del arroyo de la Alamedilla, en plena campiña de tierras calmas, al sudeste de la capital cordobesa. Está bastante alejado de Fernán Núñez, y como se ve en el mapa del SIGPAC está más próximo a Córdoba que a nuestra villa. Pero es algo típico de nuestro pueblo, nuestro excaso término municipal siempre ha conducido a nuestros vecinos a trabajar en el término de Córdoba o de La Rambla como aún hoy sucede.

El caserío se dispone en torno a dos patios: uno principal y otro secundario. Se iniciaron las obras en 1929 haciéndose una construcción de dos alturas en fachada, precedida por una era con muros de contención. Cocina con zahurda, granero, cuadras... son algunas de sus dependencias. En 1940 se prolongó uno de sus flancos y se hizo una nueva nave para guardar paja, próxima al camino de entrada al cortijo. En 1950 nuevamente se amplió, creándose otro patio con dependencias para los trabajadores, donde tantas y tantas veces han dormido mi abuelo, mis tíos y mi padre. 

Estatua del Sembrador, obra de Juan Polo. Extraída de Fernán Núñez en imágenes
Sirva esta entrada para recordar a mi abuelo y a mi tío, para recordar tantos años de esfuerzo y trabajo duro y para recordar a todos los agricultores, padres de los fernannuñenses actuales.

sábado, 1 de mayo de 2010

Cruces en Fernán Núñez

Amoldándonos un poco a las fiestas de estos días, vamos a hacer un repaso breve por las cruces que están o alguna vez estuvieron en nuestro pueblo. Lo suyo sería hablar de la tradición de las cruces de Mayo, pero eso lo dejaremos para otra entrada. Son muchos recuerdos y fotos que habría que buscar... así que para otro momento.

Las cruces de término, en el territorio de Castilla y Aragón y los cruceros, en Galicia y Portugal eran cruces que se erigían normalmente en las afueras de los pueblos, adyacentes a los caminos principales. Eran cruces conmemorativas de acontecimientos históricos o bien, simplemente, un símbolo de la piedad de los vecinos de la población cercana. En nuestro pueblo encontramos las siguientes cruces, de las cuáles dos si que fueron cruces de término, o cumplían estrictamente con esta definición (la de la Vera-Cruz y la de los Desamparados) Tengo constancia de otras en pueblos cercanos como el de Montalbán de Córdoba.

Por otro lado, es muy típico que se situase alguna ermita en torno a la cruz.


Cruz de la Ermita de San Sebastián


Antes de la creación del actual cementerio en el siglo XIX. El camino que salía del sureste hacia Montemayor estaba iniciado por la Ermita de San Sebastián y la Virgen de los Remedios. Apenas hay datos sobre cuando se construyó dicha ermita, por tanto tampoco acerca cuando se instaló la pequeña cruz de forja que había en un pilar. Posteriormente la cruz fue sustituída por un Crucificado de Juan Polo en bronce.

Ermita de San Sebastián, 1980

Es, por tanto, una de las típicas cruces de término que se situaban en las afueras de nuestro pueblo, con un pilar de obra y una pequeña cruz de forja. La cruz y el pilar fueron tirados tras la colocación del cristo de Juan Polo, por los técnicos del ayuntamiento, sin ni siquiera pararse a pensar en que podía tener algún significado histórico.


Cruz de los caídos del Jardinito de Santa Marina de Aguas Santas.

El origen de esta cruz era conmemorar los caídos durante la Guerra Civil. Antes de la creación del paseo de Santa Marina en 1816, había un pedestal en ese jardín, pero no tengo noticias sobre si contenía una cruz. Con la llegada de la democracia se quitó la cruz y se fue eliminando el jardín.

Jardinito de la Parroquia de Santa Marina en 1970


Cruz de la Vera Cruz. Aledaños de la Parroquia de la Vera Cruz.

Al otro lado de la población, teníamos esta cruz de término. Según cuenta la tradición esta contenía un trozo de la vera cruz de Cristo, una de las reliquias traídas por Santa Helena de Tierra Santa que tanto proliferaron en la Edad Media por pueblos y ciudades. No queda nada de dicha cruz, solo el nombre de la que, primero fue ermita y luego iglesia de la Vera Cruz y Virgen de los Dolores,  refundada por la cuarta condesa doña Ana Francisca Gutiérrez de los Ríos en torno a 1721 y 1734.


Actual Parroquia de la Vera Cruz, obra de Carlos Saénz de Santamaría

La Cruz de San Marcos

Situada en el actual paseo de Santa Marina, anteriormente conocido como explanada del Retamar, ya en las afueras del antiguo Fernán Núñez medieval. Apenas conocemos su aspecto y su ubicación concreta, quizás fue sustituía por el triunfo de Santa Marina.


La Cruz de la Calle Hermano Bonifacio

En el cruce de la actual calle Hermano Bonifacio, con la calle Cervantes y Ramón y Cajal, próxima a las antiguas fábricas harineras había otra cruz de término parecida a la del cementerio, que Antonio Cosano describe así: era un sencillo pilar encalado con "templetito", ligeramente abombado en su base, similar a los de la fuente de los Caños Dorados, y arriba una pequeña cruz de forja similar a la que había en el cementerio.

La Cruz de los Desamparados

Cruz de término que conmemora la incursión árabe que en 1382 acabó con la población de Abencalez. La mayoría de la población acudió al Castillo de Fernán-Núñez (actual Palacio Ducal) que soportaba bien este tipo de ataques, pero no todos pudieron refugiarse y algunos decidirían no abandonar su aldea. La cruz honraba a aquellos habitantes que no quedaron bajo el amparo del castillo de Fernán-Núñez y fue erigida en el lugar donde cuenta la tradición Santa Marina de Aguas Santas se apareció a una vecina de Abencalez para prevenir sobre lo que iba a suceder. Lo único que queda de la antigua cruz, la cual fue sustituída en el siglo XX por su mal estado, es una piedra ubicada en la capilla de Santa Marina dentro de la Parroquia del mismo nombre.

Cruz de los Desamparados a finales de los noventa

Es la única que queda y nosotros tenemos la obligación la de mantenerla, cuidarla y respetarla, quizás no tengamos la posibilidad de hacerlo de forma material pero si de forma moral. Independientemente de creencias religiosas, por su valor cultural y por el recuerdo de nuestros primeros antepasados y vecinos.

¡A disfrutar de las cruces!