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jueves, 24 de mayo de 2012

La ermita del Calvario (II)


LAS ERMITAS DEL CALVARIO
En esta entrada vamos a estudiar la evolución de la ermita a lo largo del tiempo, o mejor dicho, como ha ido cambiando el edificio con el paso de los siglos y las ampliaciones y reconstrucciones a las que ha sido sometida.

En primer lugar, de aquella primera ermita del siglo XVIII, no se conserva mucho en cuanto a bienes inmuebles, pero si que se conservan las dos joyas más importantes de la Semana Santa de Fernán Núñez, sobre todo por su antigüedad: el Cristo del Calvario en su Humildad, quizás anteriormente denominado Cristo de la Expiración y María Santísima del Tránsito, copatrona de Fernán Núñez, ambos del siglo XVIII.

Por tanto, la ermita siempre ha estado ubicada en el mismo sitio, pero han sido varias sus reconstrucciones.



1ª Ermita: ¿1721 - Previo a la Guerra Civil?
 Quizás aquella ermita inicial del XVIII duró hasta los años previos a la Guerra Civil, donde fue incendiada y destruída. Y digo quizás, porque no encuentro ningún dato sobre como fue el siglo XIX ni tampoco si fue o no incendiada en el previo a la guerra. Su fachada era muy sencilla, con espadaña y una veleta del estilo de la  cúpula del crucero de la iglesia de Santa Marina y las torres del palacio ducal. Su puerta no era de grandes dimensiones y se encontraba enmarcada por una moldura sencilla. En su lado izquierdo tenía la casa del santero, que se encargaba de su cuidado y del tañido de las campanas.
Aquí es donde se mezclan las leyendas sobre el porqué se salvaron las imágenes religiosas anteriormente nombradas, parece ser que los vecinos del pueblo acudieron en los días previos a su incendio y las guardaron en sus casas hasta el final de la guerra.

2ª Ermita: tras la Guerra Civil.
En la guerra, las ermitas de La Caridad, la parroquia de la Veracruz y por supuesto, la ermita del Calvario, fueron reparadas. Y esta reparación afectó de lleno a la fachada de la ermita. Se le hizo un frontón encima de la puerta principal con una cruz que remataba el conjunto. La puerta tenía unos adornos de madera con figuras geométricas y se le añadió una nueva veleta. Pasaron los años y en unas décadas la ermita comenzó a desmoronarse, primero el lateral izquierdo y la casa del santero, posteriormente la espadaña y la puerta, como dejan testigo las múltiples fotografías. 


Primer desplome de la ermita
Segundo desplome
Durante este periodo las imágenes son trasladadas a la ermita de la Veracruz. 
Finalmente en los años ochenta la Hermandad del Calvario se hace cargo de la ermita y realiza su reconstrucción. 
3ª ermita: desde los años ochenta hasta hoy.
La actual ermita del Calvario es también muy diferente en cuanto a sus  edificios antecesores. En primer lugar en una primera fase, la de los años ochenta, se reconstruye siguiendo el estilo de la ermita inicial o primera ermita, con una portada sencilla, pero se conserva en su fachada la veleta y la cruz que remataba el frontón de la segunda ermita. La casa del santero ya no se encuentra en el ala izquierda y su espacio se usa para hacer más amplia la ermita.  

La ermita a finales de los noventa
A partir del dos mil se le realiza una ampliación posterior que cambia su aspecto por completo, adosándole un torreón en su lado izquierdo para facilitar la salida de los pasos procesionales en Semana Santa y una nave posterior para la estancia de estos pasos y la realización de celebraciones religiosas como la romería de San Isidro. También se realiza una verja en el límite con la carretera de San Sebastián de los Ballesteros (antigua Colada del Pozuelo) y se asfalta el camino desde la verja hasta la ermita, anteriormente de arena.

La ermita actualmente
Veleta actual

Cruz encima de la puerta principal


De esta manera intento resumir la evolución de la ermita en sus trescientos años, y esperemos que nos siga acompañando durante mucho tiempo como parte del paisaje de nuestro pueblo.



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sábado, 19 de marzo de 2011

La devoción a la Virgen de Guadalupe en Fernán Núñez

El décimo señor de Fernán Núñez, don Alonso Gutiérrez de los Ríos y Venegas y su esposa Beatriz Carrillo de Córdoba, pasaron muchos años unidos en matrimonio sin lograr descendencia. Ambos fueron en peregrinación al santuario cacereño de Nuestra Señora de Guadalupe, a implorar la concesión de un heredero, que asegurase la continuidad sucesoria de esta casa de Fernán Núñez. 

Parece ser que las súplicas fueron escuchadas y al poco tiempo nació el heredero que llevó por nombre Fernando, en memoria de su abuelo paterno. La descendencia prosiguió hasta alcanzar la cifra de diez hijos.

Don Alonso trajo una imagen del santuario extremeño y en una solemne procesión fue llevada hasta el Altar Mayor que el mismo mandó construir, y donde fue sepultado, en la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Se acompañó de un sermón y la posterior celebración, con los vecinos de la villa, ordenando que sus sucesores de la Casa de Fernán Núñez, la tuviesen siempre como protectora. Este hecho queda reflejado en un cuadro que se conserva en el Palacio Ducal y que ahora podemos contemplar en el Ayuntamiento, tras su restauración.



Para que siempre se recordase el favor que por su intercesión habían recibido, destinaron una renta perpetua para que todos los años, los señores de Fernán Núñez enviasen veinticinco cirios de cera blanca, dorados y plateados, que ardiesen en las vísperas y fiestas de la Navidad, en su monasterio de Guadalupe.

La Virgen de Guadalupe, presidía el Altar Mayor de Santa Marina antes de su reconstrucción, hasta el siglo XVIII, en el primitivo Altar Mayor. Posteriormente, en la nueva parroquia, presidiendo el nuevo Altar Mayor que crease Alonso Gómez de Sandoval entre 1785 y 1790 con una nueva talla de la Virgen de Guadalupe  hecha en 1791.  Parece ser que la anterior imagen permaneció en  Santa Marina, probablemente en la sacristía u otras dependencias.
Pero esta iglesia sufrió las consecuencias de la Guerra Civil y fueron destruídas muchas imágenes y altares, entre ellos la imagen de la Virgen de la que hablamos. Después de la guerra, no se volvió a colocar la imagen, sino que fue sustituído años más tarde por un imponente crucificado de Juan Polo, el Cristo de la Promesa.

En el centro del Altar Mayor se puede ver la silueta de la Virgen de Guadalupe. 1936
Ampliación del Altar Mayor (Cortesía de Juan Luis Ramírez Zurita)
Virgen de Guadalupe, tras la Guerra Civil
Hasta 1922 hay constancia de la celebración de una función a la Virgen cada ocho de septiembre y en los archivos de la Iglesia de Santa Marina queda constancia de que a partir del XVIII se relega por parte de los condes a esta parroquia, el envío de los veinticinco cirios al monasterio cacereño, dando detalle de las cuentas y elaboración de los mismos.

Igualmente los sucesores de don Alonso siguieron profesando devoción a la Virgen de Guadalupe e incluso dispusieron de una nueva copia para el Palacio construído sobre el castillo en el siglo XVIII, que se colocó en la capilla de Santa Escolástica, situada en una de las torres de dicho palacio, en una pequeña hornacina  en el altar del Resucitado.
Virgen de Guadalupe de la Capilla de Santa Escolástica
Esta imagen figura en los inventarios de dicho Palacio como Virgen de las Batallas. Este nombre puede tener relación con el hecho de que los señores de Fernán Núñez  durante el siglo XVI, XVII y XVIII destacaron siempre en el ambito militar, tanto en tierra como en mar y esta imagen  de la Virgen de Guadalupe, de pequeño tamaño, podía acompañar a los señores y posteriores condes en cualquier contienda.

También era costumbre celebrar solemnes misas para dar gracias a la Virgen cuando a alguno de los señores o condes le sucedía algún hecho extraordinario. Por ejemplo, en julio de 1742 se recibe en la Villa una carta del quinto conde don José Diego Gutiérrez de los Ríos que relata el nacimiento de su primogénito. El Concejo y Regimiento de la localidad, encabezado por el corregidor, don Rodrigo de Fuentemayor acordó celebrarlo con una fiesta en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, en acción de gracias, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe.

En julio de 1775 llegó a Fernán Núñez la noticia de que entre los heridos en un expedición española a Túnez contra los berberíscos se encontraba don Carlos José Gutiérrez de los Ríos, sexto conde de la villa. Al conocer el Concejo esta comunicación se reunió el cabildo de urgencia, tomando el acuerdo de rendir sus respetos al conde, ofreciendo una solemne fiesta a Nuestra Señora de Guadalupe, para implorar misericordia sobre la persona del conde.


Información editada y ampliada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta
Colaboración de Juan Luis Ramírez Zurita.

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jueves, 15 de abril de 2010

Juan Criado, La Caridad y la Campana de Abencalez


La primera vez que tuve noticia de esta leyenda o hecho histórico (nunca supe muy bien como ha sido reconocido) fue una tarde en la biblioteca. Acababan de donar muchos libros de la historia local y de la provincia y ni corto ni perezoso me cogí uno de Crespín Cuesta que si no recuerdo mal  mezclaba relatos con historia (Cruces y Piedras) Allí me quedé embobado leyendo la historia de Juan Criado de Fuentes, presbítero de la Iglesia de Santa Marina. Cuenta la tradición que en el siglo XVII dejó de haber hospicio en nuestro pueblo y  Juan Criado, andaba buscando ayuda para su refundación.

Este, ante la desesperación y la falta de comprensión y compromiso de los vecinos acudió a la zona de la antigua aldea de Abencalez, que llevaba desde 1385, destruída y saqueada por los árabes (y a posteriori por el resto de habitantes del pueblo y alrededores).

Casualidad o no, encontro la que era, según el, la antigua campana de la iglesia de la aldea y con este reclamo milagroso consiguió las colaboraciones necesarias pa la construcción del hospicio. Ese hospicio se ubicaba en las casa adyacentes de la actual ermita de La Caridad, que era su antigua capilla,  donde se encontraba desde albergue hasta sepultura.

En dicha capilla, en un principio bajo la advocación de Santa Ana, más tarde como Nuestra Señora de la Salud (según el Madoz de 1847), existía una espadaña, similiar a la actual donde se colocó dicha campana mozárabe.


Campana mozárabe del museo Arqueológico de Córdoba
(con posible similitud a las de Abencalez)

Hoy no queda nada de aquella época, donde aquella capilla llegó a ser la parroquia principal del pueblo, mientras se reconstruía la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas en el siglo XVIII (a partir de 1724 y hasta 1739). Fue incendiada en la Guerra Civil y reconstruída años después. Sigue habiendo una espadaña y con una campana, que difícilmente tenga que ver algo con aquella que se custodiaba siglos atrás...
Dificilmente sabremos de su paradero y qué fue de ella, pues no tengo confirmación, pero es muy dudoso que siga en dicho lugar.

Lo que si queda es gran parte del Archivo de la Cofradía de la Santa Caridad que gestionaba el hospicio, teniendo documentación desde 1568, inicio de su andadura donde se detallan las condiciones que han de guardar y hacer los que quieran ser hermanos. Los legajos se prolongan hasta 1896. Se encuentran en el archivo parroquial.

Aprovechando unas obras, se tiró el muro que unía el patio o restos de la construcción, posiblemente parte del antiguo hospicio. Se puede ver como quedan los restos de una puerta lateral, actualmente tapiada y de construcciones adosadas a la nave de la capilla así como ventanas (probablemente tenga que ver con la reconstrucción de la época actual)


No sé que uso dará nuestro ayuntamiento, en el caso de que fuese de propiedad municipal, a dicho espacio, pero dando una simple opinión es que se podría adecentar, y hacer una bonita plaza, para esa zona del pueblo donde su idiosincrasia medieval hace que los espacios abiertos sean menores. Sería tan sencillo como costruir el muro pero con una reja, como si siguiese siendo el patio de la antigua capilla, con algunos naranjos y una pequeña fuente y ya poniendonos utópicos, un sitio donde cualquier vecino se pueda ir a disfrutar con un buen libro y la sombra de un buen árbol.  Por una vez, demos algo de coherencia a lo histórico en nuestro casco antiguo.