miércoles, 23 de junio de 2010

Topónimos árabes próximos: Algorfillas

A pesar de que pertenece al término de La Rambla, casi todos los fernannuñeses conocemos este cortijo tan cercano a nuestro pueblo.

Todo apunta a que se trata del dimitivo en plural de Algorfa, vocablo que según el Diccionario de la Real Academia Española, viene del árabe hispáno alḡúrfa, y este del árabe clásico ḡurfah. Su definición es sobrado o cámara alta, para recoger y conservar granos, muy típicas en la época de Al Andalus.

Por tanto, si había almacenes de semillas, quizás hubiese una población próxima a la que abastecía o lo hacía a una población allí existente. Nuestra Abencalez, supuestamente, se ubicaba a unos cinco kilómetros y no hay fuentes, ni restos que aseguren que ahí hubo población alguna.

Sin embargo, a lo largo de la Edad Moderna fue un señorío ostentado por Don Pedro Cabrera de los Ríos, uno de los veinticuatro de la capital cordobesa y que luego a través de su hija pasaría a la familia de los Fernández de Mesa. No he encontrado acerca de cómo se constituyó el señorío de Algorfillas una vez se conquistó a los árabes, pero si como Pedro Cabrera compró terrenos colindantes el 13 de enero de 1640 y que en el siglo XV formaba parte de un mayorazgo.

En fín, que por su topónimo parece clara una relación con edificaciones árabes para guardar grano pero no se puede asegurar si había una población en ese lugar o simplemente era el granero de Abencalez, la única población árabe de la zona que hasta hoy se conoce por las fuentes de la época.

En próximas entradas, a ver si hago una visita al cortijo y su fuente.

sábado, 12 de junio de 2010

Abencalez y el agua

¿Qué sería de un asentamiento, sea de la época que sea, sin el agua?

Abencalez la tenía y en abundancia. No hay más que ver la ladera por donde se supone su ubicación, cuya base se encuentra regada por el Ventojil, el curso de agua más importante de nuestro término, importancia que ya vieron nuestros antepasados que le dieron el nombre de uno de los principales jefes de su tribu: Abentoxil.

Los restos hidráulicos de época romana en la zona de las Huertas, son muy abundantes y se encuentran bien documentados, quedando hoy día restos de construcciones que fueron recicladas hasta siglos más próximos a la actualidad, gracias a las construcciones de los molinos por parte del tercer conde don Francisco Gutierrez de los Ríos



Abencalez, también tenía sus fuentes, lógicamente y aunque no haya fechas concretas ni certeza de su origen todo pinta que la Fuente del Pozuelo era uno de sus principales puntos de agua. Fue restaurada en los 90. Antiguamente se le conocía también por fuente del Pozo Quemado.



Y además, contaban en sus proximidades del estanque de la Juncada o la Juncá, en la actual piscina municipal.

Por tanto, no queda ninguna construcción hidráulica árabe vinculada a la aldea, pero si que quedan construcciones posteriores que enmascaran un claro pasado árabe y la toponimia, que muchas veces, es el único legado de un pasado que aunque no se muestra con restos, si lo hace con palabras, que aguantan mucho mejor el paso del tiempo.