viernes, 27 de agosto de 2010

La pintura exterior de Santa Marina

Desde pequeño me gustaba subir a la azotea a contemplar la cúpula del crucero. Ahora subo y con esfuerzo, por las horribles y desacertadas nuevas construcciones que se interponen entre mi casa y ella, consigo ver algo parecido a lo que veía de pequeño.

Por tanto, siempre la he observado, hasta recuerdo cuando en los noventa se desplomó parte del crucero y había albañiles trabajando en verano, mientras yo me bañaba en una piscina de plástico que poníamos durante el verano en la azotea.

Siempre me llamaban la atención las pintadas o graffitis en blanco - que se tratarán en otra entrada- y las pinturas de los aleros de dicha cúpula del crucero.



Dichas pinturas se conservan casi intactas en la cara norte y este. Simulan el mármol y alternan los colores rojo y ocre. Igualmente esa cara presenta un color amarillento-marrón que puede ser el original de todo el edificio. Y como no... en las aristas del cubo que forma esta cúpula tenemos los clásicos segmentos rectangulares, similiares a los del palacio, solo que en este caso eran rojos y de la misma longitud todos.


El aspecto exterior de Santa Marina, es bastante triste y estos vestigios de su pasado nos muestran el esplendor que pudo tener una vez finalizada la obra. Espero que algún día, cuando llegue su restauración, se retome y estudie bien las formas de hacerlo lo más fiel a su estado original.

martes, 17 de agosto de 2010

La Torre de la Atalaya: Ubicación (II)

Con la hipótesis o conclusión final sobre la ubicación anterior solo me queda mostrar, humildemente pues no tengo una buena cámara, lo que podemos contemplar desde dicho sitio.


Vistas del lado este: Cañadas del Frenil



Centro del cerro: Cuevas de las Canteras, entrada sureste



Centro del cerro: Cuevas de las canteras, entrada noreste


Vistas hacia el Sur


Vistas hacia el Sur, llegando a la cima del cerro.


Posibles restos de la Torre de la Atalaya. Cota 296. (vistos desde el sur)


Posibles restos de la Torre de la Atalaya. Cota 296. (vistos desde el norte)


La hipotética ubicación de la torre, vista desde el sureste.


La posible ubicación de la torre, vista desde el suroeste.


Situarse un atardecer o un amanecer, si eres madrugador en este sitio, donde se supone que se ubicaba la torre, es uno de los mejores regalos que puede ofrecer nuestra campiña. Por eso animo a todos aquellos que lean el blog a dejarse caer alguna tarde y que inculquen el valor que tiene este lugar para nuestro pueblo a sus amigos, hijos y conocidos.

¿Cuántas veces la hoguera de esta atalaya habrá puesto en alerta y salvado la vida de nuestros antepasados? ¿Cuántas casas y edificios se habrán construído con las piedras de este cerro?

Seguiremos hablando de este cerro próximamente, que esconde muchísimas incógnitas. Algunos pueden pensar que este blog conforme pase el tiempo tendrá los días contados. Qué iluso el que piense de esa manera, creo que puedo cansarme del blog y aún me quedaría un 70% de cosas que publicar.

domingo, 15 de agosto de 2010

La Feria Real

El origen de lo que hoy se conoce como Feria Real, no es otro que una feria de ganado. Esta se instauró en el año 1839, probablemente gracias a una cédula de la reina Isabel II (no he encontrado ningún documento que lo acredite) que es la que le da su calificativo de real. En los primeros años la feria se celebró los días 5, 6 y 7 de Septiembre, pero después de varios traslados se fijó los días 14, 15 y 16 de Agosto.
En la actualidad la feria de ganado ha desaparecido dejando paso a una feria de ocio que se desarrolla en los mismos lugares en que antiguamente se realizaban los tratos de ganado, pero las casetas de ganado han dejado paso a las casetas de las diversas asociaciones del pueblo y atracciones de feria.

Fuente de los Gitanos o de las Huertas Perdidas. Agosto de 2010.
Un punto clave de esta feria era la Fuente de los Gitanos o de las Huertas Perdidas en el inicio de la conocida Senda de las Ánimas, situada a la derecha del actual recinto ferial. Su nombre se debe a que en aquella zona se concentraban los tratantes de ganado, en su mayoría gitanos. Esta fuente fue restaurada hace unos años para su integración en la Ruta de las Fuentes entre Fernán Núñez y Montemayor.
La coronación de la reina, el pregón y la inauguración del alumbrado inician la feria. Las actividades que se celebran durante estos días incluyen dianas matinales, gigantes y cabezudos, competiciones deportivas, concursos y bailes en las distintas casetas. También es tradicional el homenaje al emigrante que organiza el Ayuntamiento en la caseta municipal, y la publicación de una revista de Feria confeccionada con la colaboración de todos los vecinos de la Villa. Los fuegos artificiales ponen el broche final a la feria.
También tiene lugar la procesión-romería de la Virgen del Tránsito, que es acompañada por la reina de las fiestas y sus damas de honor. Esta virgen, del siglo XVIII, es la co-patrona de nuestra Villa, es una imagen dolorosa, su nombre no viene del Tránsito de la tierra al cielo, sino del Tránsito por el Monte Calvario. Su imagen se encuentra en la ermita del Calvario, en las afueras del pueblo y se lleva en parihuelas algunos días antes hasta la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas que es desde donde sale el 15 de Agosto. Una vez terminadas las fiestas regresa a su ermita.
Mi abuela paterna se llamaba Tránsito, mi hermana mayor se llama Tránsito, la mayoría de mis primas, sobre todo las primeras en nacer, se llaman Tránsito y es que este pueblo, no sería lo mismo sin ese peculiar nombre. Ahora, ¡a seguir disfrutando de la feria!

viernes, 13 de agosto de 2010

La Torre de la Atalaya: Ubicación

La torre de la Atalaya se encuentra en un cerro, al noreste del término de nuestro pueblo y linda con los términos de Córdoba y Montemayor. De hecho, prácticamente la vertiente o cara norte del cerro pertenece ya al término de Córdoba.

El acceso al cerro se hace mediante la carretera de la Estación de Fernán Núñez. Mediante dos caminos, podemos llegar a la cumbre. Uno que parte hacia el Cortijo de la Viña del Duque prácticamente en las inmediaciones del pueblo y otro que parte metros antes del km. 2 de dicha carretera. Existe la posibilidad de acceder mediante la Carretera del Coto (CP-274) de la cual, poco antes del km 18, parte un camino hacia la Viña del Duque.

Este cerro es muy conocido por los vecinos, por el Cerro de las Canteras, más que por cerro del Madroño, por la ubicación de las mismas cerca de su zona más elevada.



En la siguiente imagen de Google Earth (pinchar para ampliar) he señalado varias zonas:


El punto 1, la estructura de color azul. Son los restos Iberoromanos del Plantonar.

El punto 2 son grandes restos de piedras que están amontonadas en lo que es la parte más alta, la zona conocida como Los Miradores y que probablemente, sean los restos de la Torre de la Atalaya, torre que fue dinamitada en el siglo XX.

El resto de estructuras de color rojo y naranja es un cerco del mismo material que los montones de piedras, que puede presentar relación con la desaparecida torre, como el de la siguiente foto.


Por pura lógica (su nombre, la situación favorable para ser una torre vigía) la localización posible de la Torre de la Atalaya es la cumbre, donde en el mapa anterior situabamos el punto 2. Aquí no ocurre como en Abencalez donde primaba la protección de una población, su función es simplemente vigilar y avisar a otras fortalezas cercanas, por ello se ha de encontrar en un sitio privilegiado, y eso lo consigue gracias a los 296 metros de altitud, que la convierten en uno de los epicentros de nuestra campiña: desde ella se contemplan las poblaciones de Espejo, Ategua, Montilla, Montemayor, Fernán-Núñez y Abencalez. Controla la vega del Guadajoz y del Ventogil y se divisa la sierra de Cabra y parte del resto de la Subbética cordobesa.

miércoles, 11 de agosto de 2010

La Torre de la Atalaya: Toponimia


Cerro del Madroño desde su lado norte


Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra Atalaya (Del árabe hispánico aṭṭaláya‘, y este del árabe clásico ṭalā'i‘) tiene dos acepciones diferentes:

1. f. Torre hecha comúnmente en lugar alto, para registrar desde ella el campo o el mar y dar aviso de lo que se descubre.

2. f. Eminencia o altura desde donde se descubre mucho espacio de tierra o mar.


Vega del Guadajoz desde la parte más alta del cerro

La denominación Torre de la Atalaya, sería redundante si se usase la primera acepción y nos referíriamos directamente a ella como La Atalaya.

Pero si n
os fijamos en la segunda y atendemos a la zona donde se ubicaba, vemos que puede referirse a la Torre de la Atalaya como la Torre que se encuentra en una elevación considerable y que efectivamente, servía para vigilar y controlar el campo concretamente la vega del Guadajoz ruta clave por encontrarse muy próximas las calzadas romanas de Córdoba a Antequera y de Córdoba -Elvira y posteriormente Granada, cada una a un lado del antiguo Salsum. Sin duda era un baluarte defensivo para la protección de, en una primera época Abencalez y en la segunda el señorío cristiano que se formará tras la conquista.


Vistas al suroeste (Montemayor y Fernán -Núñez)

Pero lógicamente en la época árabe no se llamaba de esa forma. Crespín Cuesta habla de una torre de la época árabe próxima al Ventojil, la torre de Aben-toxi, caudillo de Abencalez que dió nombre al principal curso de agua que regaba nuestro término y dotó de un sistema defensivo al mismo, que contemplaba la construcción de esta torre que también recibió su nombre.

El Ventojil está muy próximo y rodea este cerro del que hablamos por toda su cara occidental y septentrional. No podemos saber si primero fue esta su denominación en la época de los musulmanes pero tampoco sería una idea descabellada y luego ya recibió el apellido de "la atalaya" tras su conquista en el siglo XIII.

lunes, 9 de agosto de 2010

La Torre de la Atalaya: Introducción

Según Crespín Cuesta en su libro Historia de la Villa de Fernán Núñez volvemos a situarnos en el año de 1240: Pedro Díaz de Haro, Fernán Núñez de Témez y Fernán Núñez de Aza, bajo las órdenes de Fernando III El Santo se disponen a ampliar el cerco defensivo al suroeste de la recién conquistada capital cordobesa, esa tierra de nadie que era parte de la campiña cordobesa.


Pinchar para ampliar

En este caso nos vamos a centrar en Fernán Núñez de Aza. Los datos sobre este capitán son escasísimos. Solo se sabe que se dirige hacia una de las tres atalayas árabes que había en la zona, la que luego con los siglos se denominó de "La Atalaya". Dicha torre se encontraba en el conocido como Cerro del Madroño, llamado así por la abundancia de este árbusto en los denominados paredones - pareón- o desniveles donde fue imposible el desbroce para convertir más tierra de bosque mediterráneo en tierra de labor. La zona más alta del cerro se denomina "Los miradores" por las vistas que hay de la campiña, ya que alcanza los 296 metros en su punto más alto.

En este cerro hay restos de todas las épocas históricas y hasta fósiles de cuando la campiña no existía y era aún el Mar de Tetis en la lejanísima era mesozoica. Es por ello que puede confundirse la procedencia de cualquier resto y que todavía no queda claro cual es exactamente la torre a la que hacemos referencia en estas entradas bajo el nombre de la Torre de la Atalaya, torre vigía de origen árabe que pudo tener un origen previo de civilizaciones anteriores.

martes, 3 de agosto de 2010

Uliat -al- Cambania

Según un texto del genial Crespín Cuesta:

Los musulmanes acostumbraban a cambiar ligeramente los nombres de los lugares que ocupaban, haciendo que apareciesen con grafía parecida a la árabe, sin perder por completo su denominación o significado antiguo.

Tal fue el caso de nuestra comarca, a la que llamaron Uliat-al-Cambania, que significa Ulía de la Campiña, de la Sahla o del Arenal, por la zona esteparia o arenosa que se extiende entre Fernán Núñez, Montemayor, Montilla y La Rambla.
La Uliat-al-Cambania fue un amplio distrito de la Campiña Cordobesa que se extendía por estos contornos y se prolongaba hasta cerca de Munda (Montilla) y Murgis (La Rambla).

Aunque los árabes volvieron a levantar los castillos de estas localidades, es Fernán Núñez la más favorecida de estas poblaciones, por haberse dado sus tierras a una familia perteneciente a la tribu de Cais, que reconstruyó sus bastiones y fundó un arrabal en sus cercanías. A este territorio dieron el nombre de Aben-Cais (hijos o descendientes de Cais), uno de cuyos titulares, llamado Aben-Tojil, levantó una torre atalaya en el pago de Zorreras, de la cual tomó el arroyo que cruza el término de Fernán Núñez, y un segundo bastión, cerca del Guadajoz, al cual llamaron Abentoxilla.

Aben-Toxil tomó parte en las luchas tribales que se desarrollaron en Córdoba entre facciones de “caisitas” y “yemenitas”, en la época de los gobernadores dependientes de Damasco, y su prudencia y tacto fueron parte en la gran victoria del caisismo en la batalla de Sidona, contra los yemenitas y el gobernador Abul-Jatar.
Hay un período de la época árabe en que Montemayor aparece en escena. Es durante la rebelión del renegado hispano berberisco Omar-Ben-Hafsún contra los emires de Córdoba. Los castillos de Montemayor y Abencalez, que habían sido reconstruídos, fueron conquistados por el renegado Aben Mastana, poderoso señor de las montañas de Priego, que había hecho alianzas con Ben-Hafsún. Esta ocupación comenzó con el reinado de Almondhir y se prolongó durante todo el de Abadía. Desde estos castillos, el rebelde atacaba a la ciudad de Córdoba, saqueando sucesivamente el arrabal de Secunda (Campo de la Verdad), enviando expediciones de castigo al mando de los Banu-Nasih, clientes y deudos de Aben Mastana.


El año 922 de nuestra era, el Califa Abderramán III, tras una brillante sucesión de triunfos contra los rebeldes, se apodera de las torres de Aben-Caes y, al año siguiente, en la victoriosa aceifa o “campaña de Jete”, Sulaymán ben Hafsún se ve obligado a entregarle el castillo de Montemayor, en virtud de un tratado de tregua, mediante el cual el Califa se obligaba a dejar las armas inactivas, siempre que el rebelde se comprometiese a suspender, por su parte, las actividades guerreras respetando por supuesto, las vidas y haciendas de los árabes residentes en sus dominios o en los límites jurisdiccionales del Califato y la zona rebelde. De esta manera, los castillos de estos dos lugares pasaron nuevamente a poder de los reyes de Córdoba, disponiendo Abderramán que el de Montemayor fuese arrasado. A partir de este momento hay un período de oscuridad histórica, para los dos lugares, que terminaría para Fernán Núñez en la Reconquista Cristiana y para Montemayor en el reinado de Alfonso XI.