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lunes, 28 de marzo de 2011

El Cuadro de El Socorro a Castro del Río

Este cuadro pertenece a la colección  de cuadros que son parte del Palacio Ducal y cuya ejecución fue mandada probablemente por el III conde Francisco Gutiérrez de los Ríos, realizados tanto para resaltar el engrandecimiento y el linaje de los condes de Fernán Núñez como para decorar el palacio fortaleza. En el Memorial de los Bienes Muebles realizado por el conde en 1717, se relacionan todos los objetos conservados en su castillo-palacio, describiendo los lienzos pero sin dar noticia de su autor, y desgraciadamente, sin mencionar unos dibujos que tienen la misma temática de los cuadros y que parece ser sirvieron de boceto para crear dichos cuadros. En 1983 el palacio ducal y sus tierras pasan a propiedad municipal y con esto los cuadros, que se han mantenido en un estado deplorable hasta no hace mucho, gracias a la Asociación Cultural Los Ríos y la magnífica labor de los restauradores Teresa de la Rosa Casado y Manuel Luque Posada.

Estado antes de la restauración del cuadro, cortesía de Teresa de la Rosa Casado

Dibujo, cortesía de Diego Luis Urbano
En el cuadro aparece el ejército musulmán liderado por Mohammed IV, dispuesto a cercar y vencer la ciudad de Castro del Río, que está representada en la mitad izquierda del cuadro. De esta se puede observar su espectacular muralla, la cual se conserva hoy parcialmente y en su interior los campanarios de dos iglesias. Castro del Río aparece rodeado de humo por los incendios provocados, y a los pies de la muralla se agrupan los soldados intentado abrir brechas o treparlas, mediante escaleras. En las almenas se pueden observar a los habitantes de Castro y a los refuerzos traídos por Martín Alonso Fernández de Córdoba intentando impedir el avance de las fuerzas granadinas.

Cuadro "Socorro a Castro del Río" cortesía de Teresa de la Rosa Casado
En un primer plano vemos un exuberante caballo que porta al rey Mohammed IV y justo detrás de el un estandarte con las armas del mismo y que posteriormente pasarían al escudo de don Martín Alonso por real privilegio, como contabamos en la anterior entrada.

En la parte final, como ya es costumbre en los cuadros de esta colección, aparece una leyenda con la siguiente información: 
EL REY MAHOMAD DE GRANADA PONE SITIO EN EL AÑO DE 1331 A LA VILLA DE CASTRO DEL RIO Y AVIENDO ENTRADO EN ELLA MARTIN ALONSO DE CORDOVA SEÑOR DE MONTEMAIOR Y FERNAN NUÑEZ LA DEFIENDE CON SUMO VALOR OBLIGANDO AL MORO A QUE ALCE EL CERCO Y RETIRANDOSE A SU REINO LE DEJE LA GLORIA DE TAN EROICA AÇAÑA. CRONICA DEL REY DON ALONSO XI. CAPITULO 112.
Este cuadro, junto a las correas de la montura del caballo eran la prueba de la participación de la Casa de Fernán Núñez en dicho socorro. Igual que el cuadro de la Villa de Linares sirvió para unir nuestro pueblo con la ciudad jiennense, sirva este para unirnos con nuestros vecinos de Castro del Río.

Entradas relacionadas:
El Socorro a Castro del Río (I)
El Socorro a Castro del Río (II)
El Socorro a Castro del Río, en el blog Historias de Castro del Río, por Diego Luis Urbano Mármol.


sábado, 26 de marzo de 2011

El socorro a Castro del Río (II)

(...)
Al amanecer de aquel 21 de marzo las tropas de Muhammed IV reanudaron con gran violencia su ataque, de manera que sus saetas llegaban a todos los lugares de su medio deshecha fortaleza. El rey musulmán tuvo noticia de que nuevas tropas podrían venir a auxiliar a Martín Alonso Fernández de Córdoba y decidió zanjar el asedio cuanto antes: se aproximaron a los portillos abiertos el día anterior para intentar entrar dentro de Castro, pero la bravura de los soldados de Martín Alonso, secundados eficazmente por los castreños malheridos, les impidió seguir con su propósito.

La lucha duró todo el día, llegándose en muchas ocasiones el cuerpo a cuerpo, hasta tal punto que resultó herido el señor de Fernán Núñez, pero siguió en el combate como todos los castreños y como el resto de sus guerreros.

La llegada de la noche puso fin a la cruenta y agotadora jornada donde Castro del Río resistió un día más, pero a costa de casi llegar al punto de perder a sus defensores. En la oscuridad, como ocurrió el anterior día, llegaron los refuerzos de Córdoba y Espejo, acaudillados por Pay Arias de Castro, acampando en una altura, frente a las destrozadas murallas.

Castillo de Espejo o de Pay Arias, por Quico Ventana.
Al despuntar el día, cuando los árabes se disponían a reanudar el ataque, vieron como a su espalda  se levantaban numerosas tiendas y un respetable ejército formaba ante ellas en orden de batalla. El sultán de Granada decidió abandonar y emprender la retirada. Pero don Martín Alonso, a pesar de sus heridas, ordenó la salida de la muralla, arremetiendo contra los musulmanes de forma muy rápida, tanto que sorprendió a los esclavos de Mohammed, que no habían logrado desmontar su tienda quedándose con algunas de las pertenencias de su enemigo, como ahora veremos.

En dicha retirada, el ejército granadino, para vengarse de la humillación sufrida asaltó y saqueó la ciudad de Cabra, derribando sus murallas y llevándose como cautivos a bastantes de sus habitantes.

Restos de la muralla urbana de Cabra
Para premiar estas acciones, Alfonso XI concedió nuevo escudo a don Martín Alonso, añadiéndole a las tres franjas rojas horizontales de la Casa de Córdoba, una banda negra engolada en dos cabezas de sierpe, tomadas del escudo del rey de Granada. A la vez, le concedió los títulos de Caballero de la Banda Dorada y Caballero Veinticuatro de Córdoba.
Escudo otorgado por Alfonso XI
 Durante mucho tiempo, estuvieron expuestos en una vitrina del castillo de Fernán Núñez, y posteriormente en el palacio, los atelajes de un caballo con una inscripción siguiente:
Montura del caballo que llevaba Mahomad en MCCCXXXI en el sitio de Castro del Río, cuya villa, con solo LXX de cavallo y pocos de a pie, entró el rico-home don Martín Alonso de Córdova, señor de Montemayor y de Fernán Núñez, peleando tan notablemente que, aunque salió con grandes heridas, los moros espantados de su fortaleza alzaron el cerco. Por esta singular hazaña, los descendientes de Don Martín llevan sobre las armas de Córdova las del rey moro
Esta silla, guarnecida de oro, plata y pedrería, pasaría después a mediados del siglo XX a la Casa de Cabrera y a la condesa de Talará, descendiente de la misma, que la dió en concepto de donación al Museo Arqueológico de Málaga.

Vitrina del Palacio Ducal de Fernán Núñez. Fotografía cortesía de Diego Luis Urbano
 En el palacio de Fernán Núñez también se ha conservado un cuadro que muestra el momento del cerco y cómo los soldados de don Martín junto a los castreños defienden Castro del Río.

Información editada y ampliada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta
Fotografías del Castillo de Castro del Río por Vértice.

Entradas relacionadas:
El Socorro a Castro del Río (I)
El Socorro a Castro del Río, en el blog Historias de Castro del Río, por Diego Luis Urbano Mármol.
El Cuadro de El Socorro a Castro del Río

viernes, 25 de marzo de 2011

El Socorro a Castro del Río (I)

Doña Aldonza López de Haro fue la quinta señora de Fernán Núñez y Abencalez, casó con su primo el señor de Dos Hermanas y luego Montemayor, don Martín Alonso Fernández de Córdoba. En el siglo XIV la seguridad de los estados de estos señores exigía la permanencia de importantes fuerzas y construcción de fortalezas para guardar sus tierras de las partidas que organizaba el reino musulmán de Granada, que con frecuencia recorrían la campiña, robando y destruyendo muchos pueblos de la provincia cordobesa. La frontera estaba situada en las inmediaciones de Lucena y Priego y por tanto, los trigales y fincas de molinos aceiteros eran una constante tentación.

Estandarte de la dinastía Nazarí de Granada
 El 20 de marzo de 1331 emisarios del pueblo de Castro del Río llegaron a Córdoba solicitando ayuda para resistir el ataque de un potente ejército mandado por Muhammed IV de Granada.  Martín Alonso salió de Córdoba con las fuerzas que pudo reunir y al paso del vado del Guadajoz se les unieron  fuerzas de los señoríos de Fernán Núñez y  Dos Hermanas, presentándose en Espejo, donde solicitó la cooperación del señor de la villa, don Pay Arias de Castro. El señor de Espejo se negó, por temor a que los árabes atacasen su fortaleza, prometiendo que si se introdujesen estos finalmente en Castro del Río, iría en su auxilio. 

Vista de Castro del Río. Pier María Baldi, siglo XVII
 Y así fue, el rey granadino, con un numeroso ejército de infantería y caballería atacó la fortaleza del pueblo con tal dureza que logró abrir en la muralla algunas brechas, en las que se combatió cuerpo a cuerpo, pudiendo finalmente los defensores impedir la entrada de los invasores a duras penas.

Amparados en la oscuridad de la noche, llegaron los refuerzos de Córdoba, Fernán Núñez y Dos Hermanas. Los enemigos descansaban de la dura batalla librada de día alrededor de la muralla de Castro, confiando en que los sitiados no podrían resistir la avalancha del día siguiente y no tendrían más remedio que capitular o sucumbir. 

Castillo de Dos Hermanas en el término de Montemayor. Foto de Jorge Garzón
 El señor de Fernán Núñez dió orden de atacar a plena noche, con objeto de alcanzar las entradas de la fortaleza y poder introducirse en ella. Las tropas cordobesas se lanzaron con ímpetu contra los sitiadores, rompiendo el cerco, destrozando tiendas, matando y arrollando cuanto se ponía a su paso, hasta alcanzar uno de los boquetes, por el cual pasaron al interior de la muralla, recibidos con gran alegría por los castreños.

Vista actual de Castro del Río
 Martín Alonso encontró casi desfallecidos a los defensores. Infinidad de muertos se hacinaban junto a los portillos abiertos en la muralla, señal del heroísmo con que defendieron su villa. Otros estaban heridos, pero con armas en las manos dispuestos a seguir el ejemplo de los ya fallecidos. Rápidamente se empezaron a reparar los destrozos en la muralla, tapando los boquetes con piedras, vigas y hasta muebles, se distribuyeron las fuerzas por los lugares más vulnerables y se enviaron emisarios a Córdoba y a Espejo pidiendo más refuerzos.

Fragmento actual de la muralla de Castro del Río. Foto de Luis Puey Vílchez
Castro del Río había resistido el primer asalto y por fin, había recibido auxilio por parte de las poblaciones vecinas y de la capital, pero aún quedaba un segundo día de asedio. Los musulmanes estaban decididos a someter a Castro y que la plaza cayese en manos del reino de Granada...

Información editada y ampliada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta

Entradas relacionadas:
El Socorro a Castro del Río (II)
El Socorro a Castro del Río, en el blog Historias de Castro del Río, por Diego Luis Urbano Mármol.
El Cuadro de El Socorro a Castro del Río

sábado, 18 de diciembre de 2010

Fernán Núñez de Témez (II)

Fernán Núñez de Témez se casó con la hija del Adalid Domingo Muñoz, otro de los grandes protagonistas en las conquistas de los territorios del reino de Jaén y de Córdoba en el siglo XIII.  Doña Leonor Muñoz, que así se llamaba, era conocida como doña Ora tuvo  hasta nueve hijos con Fernán Núñez de Témez. De estos, saldrían las principales casas de la nobleza española en los siglos siguientes: la Casa de Cabrera, la Casa de Aguayo, la Casa de Medinaceli, de Feria... y en todas ellas empiezan su genealogía por Fernán Núñez de Témez.

Los hijos de Fernán Núñez cambiaron su apellido Fernández de Témez, por el de Fernández de Córdoba, para hacer honor a los nuevos territorios recibidos por su padre de manos del rey Fernando.


Los que están en rojo son los que han estado vinculados a nuestro pueblo y entre paréntesis aparecen las casas nobiliarias que se formarán tras su matrimonio y sucesivas generaciones.

Primero, de manera directa, doña Constancia o Constanza Fernández de Córdoba que se casará con Lope Gutiérrez de Haro, hijo de Pedro Díaz de Haro, primer señor de Abencalez. Su padre, Fernán Núñez le entregará como dote  el castillo que ha creado en torno a la torre a la que puso su nombre y que se encuentra próxima al señorío de Abencalez.

El hermano mayor de Constancia, Alonso Fernández de Córdoba, será el principal sucesor de Fernán Núñez de Témez, recibiendo por ser el heredero mayor masculino la mayoría de sus posesiones. Su segundo hijo,  Martín Alfonso, devolverá a la familia la torre de Fernán Núñez, incluyendo la de Abencalez  por su matrimonio con la heredera de la Casa de Haro, su prima Aldonza.  Esto supone el fin de este linaje como señores de Fernán Núñez y Abencález. Martín Alfonso heredará la torre de la Atalaya y por proximidad, la unirá a la de Fernán Núñez y Abencález que heredará su hija Inés.



Doña Inés se casaría con el primer señor de nuestro pueblo perteneciente a la casa de los Gutiérrez de los Ríos, don Diego Gutiérrez de los Ríos, empezando así una nueva etapa de dominio alejada de los Fernández de Córdoba, donde se volverán a repetir matrimonios entre familiares para asegurarse que no salgan las posesiones de la familia nobiliaria. Ambos fundarán el mayorazgo para el primogénito del Señorío de Fernán Núñez, que incluye la torre de Abencalez y la Torre de la Atalaya y las tierras que las circundan.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Fernán Núñez de Aza (o de Haza) - Parte segunda

Según el libro de la Casa de Cabrera en Córdoba, esta fue la sucesión de la posesión entregada a Fernán Núñez de Aza. Finalmente, tras una serie de ventas y herencias, acabó formando parte del mayorazgo que crearía doña Inés Alonso de Montemayor y su marido don Diego Gutiérrez de los Ríos para sus sucesores primogénitos.

También en este libro se recoge una posibilidad muy sorprendente. Según explica, algunos autores han identificado a Fernán Núñez de Haza como el auténtico conquistador de la torre de Fernán Núñez (torre del Palacio Ducal) y que por confusiones se le atribuyó a Fernán Núñez de Témez. No creo que este detalle se le pasase por alto a los anteriores cronistas del pueblo, y que fue descartado por carecer de importancia (no aparece en el libro Historia de la Villa de Fernán Núñez de Crespín Cuesta) Tampoco sería raro que realmente fuese Fernán Núñez de Aza conquistador de ambas torres (Atalaya y Fernán Núñez) y que después Fernando III las repartiera como quisiese, quedándose Fernán Núñez de Témez con la que hoy forma parte del palacio ducal y así tomando su nombre posteriormente.
Torre de Fernán Núñez de Témez
Restos de la Torre de la Atalaya

viernes, 21 de mayo de 2010

Los restos de Abencalez en otros monumentos

A parte de la supuesta campana encontrada en el siglo XV por Juan Criado, otros restos de la aldea, sobre todo de la torre en torno a la cual se encontraba, fueron destinados a la construcción del castillo de Montemayor.

La población actual de Montemayor surgió cuando, a partir del año 1340, Martín Alonso de Córdoba trasladó a éste lugar a los pobladores del cercano castillo de Dos Hermanas, para mejorar así la defensa del territorio que un siglo antes conquistara Fernando III.

El Castillo de Dos Hermanas tras su conquista a los árabes fue donado a Fernán Núñez de Témez. Don Fernán Núñez y doña Ora tuvieron nueve hijos; pero de ellos sólo nos interesan  dos. El primero, llamado Alonso Fernández de Córdoba, que fue tercero en el orden de nacimiento, sucedió a su padre en el señorío de Dos Hermanas, por haber muerto el mayor de sus hermanos, Nuño, luchando contra los benimerines de África, cerca de Ecija. El segundo fue Ruy, que llegó a ser Canónigo de la Santa Iglesia de Córdoba.

Torre del Homenaje del Castillo de Montemayor

Fue D. Alonso, Adelantado Mayor de la Frontera, Alcaide de Alcalá la Real, Alcalde Mayor de Córdoba, primer señor de Montemayor, por compra de este territorio a la Corona, y progenitor de toda la gran Casa de Córdoba, en la que se cuentan seis grandezas de España, diez y siete Casas tituladas y muchísimas de vasallaje y mayorazgos de gran antigüedad.

Don Alonso, por ser hijo y nieto de los conquistadores de Córdoba, tomó este apellido, que ya fue concedido a su abuelo y padre de doña Ora, Domingo Muñoz, por privilegio real, olvidando el de su padre, si bien conservó las armas de la Casa de Témez, que pasaron a ser las de Córdoba: tres franjas rojas horizontales, en campo de oro. Casó con doña Teresa Ximénez, hija de Don Pedro Bandoma de Góngora, primer señor de la Zarza y el Cañaveral, miembro de la ilustre Casa de Góngora en Córdoba, cuyas armas fueron cinco leones de oro en campo rojo, colocados en forma de cruz.

Su hermana, doña Constanza Fernández de Córdoba, recibió en dote el señorío de Fernán Núñez. Casó con don Lope Gutiérrez de Haro, hijo del conquistador don Pedro Díaz de Haro, el cual aportó al matrimonio el señorío de la torre de Abencalez, con lo cual este señorío y el de Fernán Núñez quedaron definitivamente unidos, como veíamos en la anterior entrada.

El hijo de Don Alonso, Martín Alonso de Córdoba destruyó parcialmente la antigua fortaleza musulmana de Dos Hermanas para aprovechar sus materiales en la construcción de lo que posteriormente sería el castillo de Montemayor. Así pues, la fundación de Montemayor comenzó con la construcción de su castillo, a cuyo alrededor se fue asentando la población. Martín Alonso contrajo matrimonio con su prima  Aldonza López de Haro, que por herencia era la 5ª señora de Fernán Núñez, uniéndose durante este matrimonio los señoríos de Dos Hermanas, ya Montemayor y Fernán Núñez y Abencalez.

Actuales restos de Dos Hermanas

Por tanto, Don Martín Alonso aprovechó los restos de la antigua torre del territorio de su esposa también para la construcción de su nueva fortaleza en Montemayor. Incluso esto llega a ser una baza para algunos historiadores que demuestran que hayan restos en el castillo de origen romano por ser procedentes de distintos sitios tanto de Dos Hermanas, que algunos autores citan como la antigua Soricaria romana como los de Abencalez, sembrando la gran polémica de si Ulia se encontraba en las proximidades de Fernán Núñez y Abencalez y fueron trasladados restos de este sitio hasta el actual castillo de Montemayor. Lo cierto, es que ambos términos son muy abundantes en restos romanos y carece de peso toda esta hipótesis de traslado de elementos romanos. Lo que si dejan claro es que parte de la torre fue usada para construir el nuevo castillo junto con los restos traídos desde Dos Hermanas (los restos de esta población y castillo se pueden visitar en la Carretera que une Espejo con Montemayor, en el cortijo del mismo nombre)

Rompiendo con la parte histórica ... yo me pregunto ¿qué pasaría si hoy día nos dijesen que de buenas a primeras nuestros gobernantes son para Montemayor y para Fernán Núñez al mismo tiempo? ¡Ay si nuestros vecinos supiesen que hay tanto pasado en común...! (y para otro día dejamos la historia de los Chuscarraos)