lunes, 29 de abril de 2013

Enfrentamiento entre la condesa y el cuerpo capitular

A través de esta entrada voy a intentar dar a conocer un episodio bastante insólito que recoge Crespín Cuesta en su libro Historia de la Villa de Fernán Núñez. Además aprovecharé para explicar como funcionaba el gobierno local en aquella época.

Imagen actual de la calle llamada Puerta de la Villa
El ayuntamiento, como lugar físico, en aquella época aparece siempre con la denominación de Casas Consistoriales y estaban ubicadas en la calle Puerta de la Villa. También se le podía denominar Cabildo o Capitulares o Cuerpo Capitular pero esto hacía referencia a sus componentes. Todos estaban elegidos por el señor, conde o duque y por tanto, eran personas de su confianza. Al alcalde se le llamaba corregidor o alcalde mayor.

Carlota Rohán - Chabot recibe el permiso de Fernando VI para gobernar los estados por incapacidad de su esposo, el quinto conde, en 1745. El alcalde y los concejales, o como se llamaba en aquella época, el cuerpo capitular y su corregidor, muestran recelos a esta mujer y esto unido al carácter de ella, comienzan a crear un caos gubernamental en nuestro pueblo que es lo que voy a tratar de contar.
  
En mayo de 1749, la condesa manda un escrito al cabildo donde dispone que va a elegir uno nuevo a su convenencia y el 25 de junio revela los nuevos cargos a los capitulares, nombrando como corregidor a Francisco Jalón y Múgica. No obstante, antes de llegar a este cargo parece ser que la persona que lo obstentaba se hallaba en paradero desconocido y había abandonado su puesto. Al hacer su presentación, los regidores del pueblo se negaron a admitirlo.

La corporación puso esta negación en conocimiento de la condesa y esta entrando en cólera, replicó furiosa para que sin dilación se pusiese a Francisco Jalón en su puesto como Alcalde Mayor, tal como ella había ordenado. Los capitulares, dieron un paso más y apelaron al rey que finalmente no dió la razón a la condesa, aumentando más sus iras. Estos argumentaron que el anterior corregidor se encontraba ausente y por tanto, aún no se podía zanjar el asunto de su sustitución y por otro lado que Francisco Jalón no tenía el título de Abogado de los Reales Concejos.

La condesa volvió a escribir al Fernando VI con una nueva carta llena de alegaciones consiguiendo finalmente el beneplácito del rey para sus cambios. Argumentaba que no era requisito necesario tener dicho título para ser corregidor ya que muchos antes habían ostentado dicho cargo sin su posesión en esta y otras villas, y al constatar el rey este hecho, cedió a los argumentos de Carlota Rohán - Chabot, conciéndole el visto bueno a su nueva corporación.

Retrato de la condesa viuda de Fernán Núñez
El diez de octubre de 1749, la condesa viuda había llegado a Fernán Núñez acompañada de sus hijos, instalándose en su palacio, con ánimo de pasar una larga temporada y dispuesta, sin duda, a hacer la vida imposible a quienes osaron interponerse en sus deseos. Su mal carácter acabó afectando al nuevo corregidor y finalmente provocó dimisión de Francisco Jalón, dejando a la condesa sola para que esta se entiendese con sus corregidores. Finalmente decide que Juan Torres de la Hoz pase a ser el nuevo corregidor, y este acepta contra su voluntad, en vaticinio de lo que se le venía encima.

La condesa decidió solicitar al escribano del Cabildo, don Francisco García Usate, ciertos documentos del archivo municipal, sin especificar cuales eran los motivos de su solicitud. El escribano se negó, siendo mandado a prisión por no cumplir las órdenes de la dueña absoluta de la villa y sus gentes. El nuevo y tercer corregidor, Juan Torres de la Hoz, apoyó al escribano en su actitud y pidió nuevamente que fuese relevado de su cargo a la condesa. Ella se negó y este decidió abandonarlo por su cuenta, huyendo a La Rambla. Al día siguiente el 7 de febrero de 1750, recibió una orden verbal de la señora para que regresase a Fernán Núñez. Para librarse de la cárcel, el corregidor fingió estar enfermo ante un escribano del pueblo vecino que testificó que era imposible su traslado desde allí.  Viendo la condesa como era nuevamente burlada decide dar el siguiente decreto:

Por cuanto don Francisco Jalón renunció el empleo de Corregidor de esta mi Villa, que le había conferido, nombré por interino a don Juan Torres de la Hoz, regidor decano de este Concejo, quien por haberlo aceptado fue recibido por él, y estando ejerciendo la jurisdicción se ha ausentado, retirándose a la villa de La Rambla, sin permiso mío ni noticia de los regidores que componen el Ayuntamiento, y estos, a su imitación, han hecho lo mismo, dejando al pueblo sin gobierno, me es preciso, por lo que conviene al servicio de Dios, del Rey nuestro Señor y mío, ocurrir al remedio de los daños que se puedan originar por falta de justicia, por lo que, desde luego y en el interín que tomo los correspondientes recursos para remedio de todo, habilito por Corregidor interino de esta dicha mi Villa, a Don Juan Loarte y Ordoñez, alguacil mayor de ella, y mando a todos mis vasallos le hayan y tengan y respeten por tal, y a los escribanos del nuestro Cabildo y Rentas que, desde la fecha en que les constase este mi decreto, no obedecerán ante otro. Fernán Núñez, Febrero 6 de 1750. LA CONDESA.

El veinte de febrero de la condesa nombra al que es el cuarto corregidor en menos de un año,  a don José Teodosio Delgado y Mentera, siendo posesionado de su cargo el ocho de abril siguiente. En el mes de marzo, Carlota volvió con sus hijos a Cartagena, habiendo indultado previamente a Juan de Torres y a los regidores rebeldes. Se supone que ya iba gravemente aquejada por la enfermedad que le causaría la muerte dos meses después y que esta circunstancia fue el móvil que le indujo a rectificar su anterior conducta, perdonando a los capitulares.  

No queda constancia alguna de como se tomaba el pueblo dichos actos, es más probablemente ni se enterarían puesto que muchos de ellos solo se preocupaban de alimentar a sus hijos trabajando de sol a sol y no de los tejemanejes de la alta sociedad, encima en 1750 una gran hambruna castigó nuestro pueblo y la situación no se solucionó hasta unos años posteriores, como veremos en las siguientes entradas.

 · Información editada procedente de: 
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.

2 comentarios:

  1. El poder y sus "tejemanejes" amigo Diego, siempre fue y será así. Da hasta un poco de risa los del Corregidor huído a La Rambla jajaja, ni que se hubiera ido a las Américas jeje, pero claro, eran otros tiempos y las ditancias, siendo las mismas, no son comparables en tiempo a las de hoy. Un saludo y ha sido muy interesante esta entrada.

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    1. Da bastante risa como salía por patas para no soportar los caprichos de la condesa y también por otro lado seguro que no la obedecían por el simple hecho de ser mujer...
      Gracias por comentar como siempre. Un saludo!

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