jueves, 31 de enero de 2013

La crisis fernannuñense de primeros del XVIII

Repasando la historia de nuestro pueblo durante el gobierno del cuarto conde, Pedro José Gutiérrez de los Ríos, parece que los ciclos de bonanza y vacas flacas, el endeudamiento, la especulación y sobre todo, que los más pobres son los que pagaban el pato, no es algo exclusivo del siglo XXI. 

A pesar de todos los grandes avances realizados por el tercer conde desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta los primeros años del XVIII (la creación de los molinos de harina, de fábricas de seda y paños, los batanes, las huertas, el reparto de las tierras con censo enfitéutico...) el vencindario de Fernán Núñez empieza a agotarse por los años de malas cosechas que imperaban en torno a 1720. 

Los fernannuñenses no pueden pagar los tributos reales para el mantenimiento de los ejércitos que mantienen en el poder a Felipe V y en vista de ello, el Concejo del pueblo, en primer lugar, entrega numerosas partidas de trigo a los vecinos del Pósito municipal, los conocidos como Silos de San Mateo y San Bartolomé, situados en la actual calle San Marcos, próximos al paseo, construídos en el siglo XVI. Además  acuerda vender algunas fanegas de las tierras comunes de la villa y así poder hacer frente a los tributos reales.

Solar donde se ubicaban los Silos de San Mateo y San Bartolomé
 En 1730 empeora la situación, la deuda con la Real Hacienda asciende a 1.260.858 de maravedíes, que el pueblo no puede satisfacer a pesar de múltiples requerimientos, apercibimientos y amenazas.  El cuarto conde, afincado en Cádiz, cuando viene a la villa se dedica a la caza, su distracción favorita y para ello mandó acotar todas las tierras de la jurisdicción y publicar bandos y pregones anunciando las penas en que incurrirían los vecinos si fuesen sorprendidos cazando en los terrenos vedados.

La climatología se une a las desgracias: una sequía atípica azota Andalucía entre 1733 y 1737, siendo nefasta para los campos de Fernán Núñez y encima, en 1734 se recibe la orden de suministrar a dos Compañías de Regimiento de Caballería de Sevilla, alojadas en La Rambla con 1011 raciones de pan, 130 fanegas de cebada y 414 arrobas de paja, cada mes mientras dichas tropas permaneciesen en la población vecina.

Con el paso del tiempo, el rey Felipe V por fin reacciona y decide rebajar su deuda a la tercera parte, pero en ese mismo año de 1734 se agrava la situación: el Concejo se da cuenta de que el pan que se reparte al vecindario está siendo objeto de la especulación por parte de traficantes que vienen de fuera. El Concejo acuerda establecer la "taca" oficial de venta de pan.  No me queda muy claro como funcionaba este control pero según la información del cronista Crespín Cuesta,  parece que el Concejo repartía a los panaderos el trigo y estos almacenan el pan amasado en tacas (alacenas) de sus panaderías, para la venta al vecindario que también la realizaba o supervisaba un capitular (alguien que formaba parte del Concejo) que se encargaba de expenderlo al precio de cinco cuartos cada libra de treinta dos onzas (medio kilo aproximadamente)

El sistema se mantuvo hasta el verano de 1735, cesando su actividad por dos motivos:

- Algunas veces se vendía a vecinos de Montemayor donde la libra valía cinco cuartos y medio. Por lo que el Concejo se ve obligado a establecer el mismo precio en Fernán Núñez.
- Se consume todo el trigo del Pósito

La cosa no mejoró y durante todo el invierno y primavera de 1738 siguieron acusándose los efectos de la falta de cosechas agontando nuevamente lo poco que se había ingresado en el Pósito fernannuñense y acudiéndose a otro pósito que poseía la iglesia de la villa, con el que solo se abasteció el pueblo para una semana más.   

Finalmente se recurre al Corregidor de Antequera que además era Intendente General de Granos de Andalucía  que terminó proporcionando 139 fanegas que habría que ir a buscar al puerto de Málaga, pero encontrando a mejor precio en Sevilla, las rechaza. El prestamista que pagó las fanegas de Málaga fallece y se gastó más dinero en nuevas negociaciones las cuales aumentaron considerablemente el precio del grano, mermando más la situación. Finalmente se recogió el trigo de Málaga y se llevó al Pósito de la villa.


Mientras, en Fernán Núñez,  moría de hambre una persona al día.
 

 · Información editada procedente de:
- Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.

5 comentarios:

  1. Que dura era la vida para los jornaleros del campo en aquellas épocas y hasta no hace tanto. Las sequías traían hambrunas como las que vemos ahora por la televisión en países subsaharianos. Muy interesante esta entrada. En Montalbán por suerte aún conservamos el edificio del Pósito, conocido como La Tercia (en la Plaza del Ayuntamiento), actualmente alberga viviendas y en la planta baja La Caixa, aunque del mismo sólo queda el "cascarón", es decir la fachada exterior y con algún retoque, el más importante el haberle quitado el escudo heráldico conocido en Montalbán como "el aguilucho de La Tercia". Un saludo y enhorabuena por esta entrada.

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  2. Qué suerte Andrés, el de Fernán Núñez fue reutilizado como teatro y luego fue derribado. Recuerdo cuando me explicastes donde estaba este verano, me alegro que aunque sea el armazón se haya conservado y tenga su uso.

    Un saludo y gracias por comentar!

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  3. ¿Sabes si existen fotos o dibujos del pósito? ¿Se sabe cómo era ? Estoy interesado en el tema. Saludos desde Sevilla.

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    1. Sí, tengo algunas fotos donde se ve el tejado del mismo, algún día intentaré escribir un poco más sobre el. Si quieres ver las fotos te las paso por e-mail. Un saludo.

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  4. Muchas gracias Diego. Mi correo es josemhiguera@yahoo.es. Espero leer pronto nuevas noticias sobre el pósito de Fernán Núñez, es una lástima que se haya perdido esa seguramente interesante y artística muestra de la tipología. Saludos.

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