A través de la historia hemos encontrado diferentes formas de denominar a esta antigua aldea y torre de la campiña.
En los archivos nobiliarios se recoge infinidad de veces la titularidad que ejercían los señores, marqueses, condes y finalmente duques de Fernán-Núñez, sobre este territorio concreto que recibía la denominación de Señorío de Abencalez, siendo Abencalez y Abencaes los término más abundantes en los registros. Sin irnos muy lejos, en una lápida de la torre derecha del Palacio Ducal, conmemorativa de la construcción del palacio (1783-1787), se refiere al Conde Carlos José Gutiérrez de los Ríos como señor del Castillo de Aben-Calis y la Morena, cuando se recogen sus dominios.
En la revista de Feria de 1988, Alfonso Zurita intentaba poner un poco de orden en este baile de palabras y decide basarse en documentos del siglo XVIII, escritos antiguos como el Diccionario Geográfico de Madoz o El Atlante Español de Espinalt (1767) donde se usa Abencalez. Mientras el cronista en publicaciones más recientes encuentra siempre el término Abencaes y achaca su aparición a la corrupción del lenguaje (como por ejemplo decir Cai, en lugar de Cádiz o Graná en el sitio de Granada)
Hasta llegamos a encontrar en otros documentos Aben-calez, separado por guión, como si se tratase de emular a nuestra actual denominación de Fernán-Núñez.
Para corroborar, en cierto modo la teoría de Zurita, he buscado algún documento muy vinculado a la antigua población. Y más que documento es un monumento, que aunque sea extemporáneo a la misma, no cabe duda de su gran vinculación con ella: La antigua Cruz de los Desamparados. Esta cruz contenía una lápida hoy conservada, junto a una copia, en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, concretamente en la capilla de la titular de la parroquia (antigua capilla del Bautismo). La lápida, fechada en 1717 cuenta el relato de la aparición de la patrona de nuestra villa citando literalmente "en este sitio por donde encontramos el lugar de Abencalez". Lo que coincide con lo argumentado por Zurita.
Por tanto, analizando los datos se ve como posiblemente la evolución del término fue así:
Al - Andalus (711 - 1236, 37 ): Ibn Qais (árabe) o Abencais (mozárabe)
Lo cierto es que a diferencia de otros términos locales de procedencia árabe como Ventojil (Ibn Toxil?) , han corrido menos suerte y nuestro Abencalez, no dista tanto de su raíz (Ibn Qais?)
Edad Moderna:
- Escritos del siglo XVIII y lápida de 1717: Abencalez
- Lápida conmemorativa de la construcción del palacio (1783): Abencalis
Parece que la letra ele ya estaba asentada en este nombre en el siglo XVIII y solo existirían discrepancias en cuanto al final de la palabra. Tiene mucho sentido lo que nos nombra, el gran Alfonso Zurita que por economía del lenguaje se recorte la palabra y se omita esa ele, siendo Abencalez el término que ha perdurado hasta nuestros días en esa evolución del árabe o mozárabe al castellano y el término usado para referirnos a esta aldea y torre, objeto de estudio. El término Abencalis aparece a posteriori quizás por ese Ilustrismo del XVIII, que miraba al pasado y se decidió dar un toque histórico al título para tan magno evento como la construcción del palacio.
La falta de restos sólidos y las discrepancias con su ubicación probablemente ayuden a que no se haya mantenido un único término y se usen diferentes palabras. No cabe duda que si los habitantes de Abencalez perdurasen no tolerarían deformaciones en el nombre de su aldea (bueno perduran, pero camuflados entre los actuales fernannuñeses)
En los archivos nobiliarios se recoge infinidad de veces la titularidad que ejercían los señores, marqueses, condes y finalmente duques de Fernán-Núñez, sobre este territorio concreto que recibía la denominación de Señorío de Abencalez, siendo Abencalez y Abencaes los término más abundantes en los registros. Sin irnos muy lejos, en una lápida de la torre derecha del Palacio Ducal, conmemorativa de la construcción del palacio (1783-1787), se refiere al Conde Carlos José Gutiérrez de los Ríos como señor del Castillo de Aben-Calis y la Morena, cuando se recogen sus dominios.
En la revista de Feria de 1988, Alfonso Zurita intentaba poner un poco de orden en este baile de palabras y decide basarse en documentos del siglo XVIII, escritos antiguos como el Diccionario Geográfico de Madoz o El Atlante Español de Espinalt (1767) donde se usa Abencalez. Mientras el cronista en publicaciones más recientes encuentra siempre el término Abencaes y achaca su aparición a la corrupción del lenguaje (como por ejemplo decir Cai, en lugar de Cádiz o Graná en el sitio de Granada)
Hasta llegamos a encontrar en otros documentos Aben-calez, separado por guión, como si se tratase de emular a nuestra actual denominación de Fernán-Núñez.
Para corroborar, en cierto modo la teoría de Zurita, he buscado algún documento muy vinculado a la antigua población. Y más que documento es un monumento, que aunque sea extemporáneo a la misma, no cabe duda de su gran vinculación con ella: La antigua Cruz de los Desamparados. Esta cruz contenía una lápida hoy conservada, junto a una copia, en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, concretamente en la capilla de la titular de la parroquia (antigua capilla del Bautismo). La lápida, fechada en 1717 cuenta el relato de la aparición de la patrona de nuestra villa citando literalmente "en este sitio por donde encontramos el lugar de Abencalez". Lo que coincide con lo argumentado por Zurita.
Por tanto, analizando los datos se ve como posiblemente la evolución del término fue así:
Al - Andalus (711 - 1236, 37 ): Ibn Qais (árabe) o Abencais (mozárabe)
Lo cierto es que a diferencia de otros términos locales de procedencia árabe como Ventojil (Ibn Toxil?) , han corrido menos suerte y nuestro Abencalez, no dista tanto de su raíz (Ibn Qais?)
Edad Moderna:
- Escritos del siglo XVIII y lápida de 1717: Abencalez
- Lápida conmemorativa de la construcción del palacio (1783): Abencalis
Parece que la letra ele ya estaba asentada en este nombre en el siglo XVIII y solo existirían discrepancias en cuanto al final de la palabra. Tiene mucho sentido lo que nos nombra, el gran Alfonso Zurita que por economía del lenguaje se recorte la palabra y se omita esa ele, siendo Abencalez el término que ha perdurado hasta nuestros días en esa evolución del árabe o mozárabe al castellano y el término usado para referirnos a esta aldea y torre, objeto de estudio. El término Abencalis aparece a posteriori quizás por ese Ilustrismo del XVIII, que miraba al pasado y se decidió dar un toque histórico al título para tan magno evento como la construcción del palacio.
La falta de restos sólidos y las discrepancias con su ubicación probablemente ayuden a que no se haya mantenido un único término y se usen diferentes palabras. No cabe duda que si los habitantes de Abencalez perdurasen no tolerarían deformaciones en el nombre de su aldea (bueno perduran, pero camuflados entre los actuales fernannuñeses)
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