Los musulmanes acostumbraban a cambiar ligeramente los nombres de los lugares que ocupaban, haciendo que apareciesen con grafía parecida a la árabe, sin perder por completo su denominación o significado antiguo.
Tal fue el caso de nuestra comarca, a la que llamaron Uliat-al-Cambania, que significa Ulía de la Campiña, de la Sahla o del Arenal, por la zona esteparia o arenosa que se extiende entre Fernán Núñez, Montemayor, Montilla y La Rambla.
La Uliat-al-Cambania fue un amplio distrito de la Campiña Cordobesa que se extendía por estos contornos y se prolongaba hasta cerca de Munda (Montilla) y Murgis (La Rambla).
Aunque los árabes volvieron a levantar los castillos de estas localidades, es Fernán Núñez la más favorecida de estas poblaciones, por haberse dado sus tierras a una familia perteneciente a la tribu de Cais, que reconstruyó sus bastiones y fundó un arrabal en sus cercanías. A este territorio dieron el nombre de Aben-Cais (hijos o descendientes de Cais), uno de cuyos titulares, llamado Aben-Tojil, levantó una torre atalaya en el pago de Zorreras, de la cual tomó el arroyo que cruza el término de Fernán Núñez, y un segundo bastión, cerca del Guadajoz, al cual llamaron Abentoxilla.
Aben-Toxil tomó parte en las luchas tribales que se desarrollaron en Córdoba entre facciones de “caisitas” y “yemenitas”, en la época de los gobernadores dependientes de Damasco, y su prudencia y tacto fueron parte en la gran victoria del caisismo en la batalla de Sidona, contra los yemenitas y el gobernador Abul-Jatar.
Hay un período de la época árabe en que Montemayor aparece en escena. Es durante la rebelión del renegado hispano berberisco Omar-Ben-Hafsún contra los emires de Córdoba. Los castillos de Montemayor y Abencalez, que habían sido reconstruídos, fueron conquistados por el renegado Aben Mastana, poderoso señor de las montañas de Priego, que había hecho alianzas con Ben-Hafsún. Esta ocupación comenzó con el reinado de Almondhir y se prolongó durante todo el de Abadía. Desde estos castillos, el rebelde atacaba a la ciudad de Córdoba, saqueando sucesivamente el arrabal de Secunda (Campo de la Verdad), enviando expediciones de castigo al mando de los Banu-Nasih, clientes y deudos de Aben Mastana.
El año 922 de nuestra era, el Califa Abderramán III, tras una brillante sucesión de triunfos contra los rebeldes, se apodera de las torres de Aben-Caes y, al año siguiente, en la victoriosa aceifa o “campaña de Jete”, Sulaymán ben Hafsún se ve obligado a entregarle el castillo de Montemayor, en virtud de un tratado de tregua, mediante el cual el Califa se obligaba a dejar las armas inactivas, siempre que el rebelde se comprometiese a suspender, por su parte, las actividades guerreras respetando por supuesto, las vidas y haciendas de los árabes residentes en sus dominios o en los límites jurisdiccionales del Califato y la zona rebelde. De esta manera, los castillos de estos dos lugares pasaron nuevamente a poder de los reyes de Córdoba, disponiendo Abderramán que el de Montemayor fuese arrasado. A partir de este momento hay un período de oscuridad histórica, para los dos lugares, que terminaría para Fernán Núñez en la Reconquista Cristiana y para Montemayor en el reinado de Alfonso XI.
Tal fue el caso de nuestra comarca, a la que llamaron Uliat-al-Cambania, que significa Ulía de la Campiña, de la Sahla o del Arenal, por la zona esteparia o arenosa que se extiende entre Fernán Núñez, Montemayor, Montilla y La Rambla.
La Uliat-al-Cambania fue un amplio distrito de la Campiña Cordobesa que se extendía por estos contornos y se prolongaba hasta cerca de Munda (Montilla) y Murgis (La Rambla).
Aunque los árabes volvieron a levantar los castillos de estas localidades, es Fernán Núñez la más favorecida de estas poblaciones, por haberse dado sus tierras a una familia perteneciente a la tribu de Cais, que reconstruyó sus bastiones y fundó un arrabal en sus cercanías. A este territorio dieron el nombre de Aben-Cais (hijos o descendientes de Cais), uno de cuyos titulares, llamado Aben-Tojil, levantó una torre atalaya en el pago de Zorreras, de la cual tomó el arroyo que cruza el término de Fernán Núñez, y un segundo bastión, cerca del Guadajoz, al cual llamaron Abentoxilla.
Aben-Toxil tomó parte en las luchas tribales que se desarrollaron en Córdoba entre facciones de “caisitas” y “yemenitas”, en la época de los gobernadores dependientes de Damasco, y su prudencia y tacto fueron parte en la gran victoria del caisismo en la batalla de Sidona, contra los yemenitas y el gobernador Abul-Jatar.
Hay un período de la época árabe en que Montemayor aparece en escena. Es durante la rebelión del renegado hispano berberisco Omar-Ben-Hafsún contra los emires de Córdoba. Los castillos de Montemayor y Abencalez, que habían sido reconstruídos, fueron conquistados por el renegado Aben Mastana, poderoso señor de las montañas de Priego, que había hecho alianzas con Ben-Hafsún. Esta ocupación comenzó con el reinado de Almondhir y se prolongó durante todo el de Abadía. Desde estos castillos, el rebelde atacaba a la ciudad de Córdoba, saqueando sucesivamente el arrabal de Secunda (Campo de la Verdad), enviando expediciones de castigo al mando de los Banu-Nasih, clientes y deudos de Aben Mastana.
El año 922 de nuestra era, el Califa Abderramán III, tras una brillante sucesión de triunfos contra los rebeldes, se apodera de las torres de Aben-Caes y, al año siguiente, en la victoriosa aceifa o “campaña de Jete”, Sulaymán ben Hafsún se ve obligado a entregarle el castillo de Montemayor, en virtud de un tratado de tregua, mediante el cual el Califa se obligaba a dejar las armas inactivas, siempre que el rebelde se comprometiese a suspender, por su parte, las actividades guerreras respetando por supuesto, las vidas y haciendas de los árabes residentes en sus dominios o en los límites jurisdiccionales del Califato y la zona rebelde. De esta manera, los castillos de estos dos lugares pasaron nuevamente a poder de los reyes de Córdoba, disponiendo Abderramán que el de Montemayor fuese arrasado. A partir de este momento hay un período de oscuridad histórica, para los dos lugares, que terminaría para Fernán Núñez en la Reconquista Cristiana y para Montemayor en el reinado de Alfonso XI.
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