Dejo por aquí un poco de la crónica de mediados del siglo XVII por coincidir con el último de los condes sobre el que he escrito, Diego Gutiérrez de los Ríos y Guzmán, segundo conde (consorte) de Fernán Núñez.
Según cuenta Crespín Cuesta, apenas hay documentos en el archivo de nuestro pueblo anteriores a 1658 así que en esta entrada vamos a hacer una síntesis de dichos documentos.
Fernán Núñez en dicha época no sobrepasaba el medio millar de habitantes y permanecía, como en la mayor parte de su historia, bajo un régimen señorial, gobernada por un corregidor (o alcalde), nombrado directamente por los condes, asistido por alcaldes ordinarios (ayudantes, parecidos a los concejales) y un Concejo capitular que entendía en cuestiones políticas, ecónomicas, militares y de justicia. El corregidor era a la vez, Justicia Mayor y Juez de Apelaciones y tenía a sus órdenes al alguacil mayor y a otros menores (una especie de cuerpo de policia local de antaño)
Los tres grandes problemas de nuestros fernanuñenses del siglo XVII estaban claros y así consta en el archivo:
- Las malas cosechas: plagas, temporales...
- Alojamiento de soldados por órdenes reales.
- Exacciones para las guerras.
Una exacción es una exigencia que se hace para pagar impuestos. Los habitantes de Fernán Núñez se veían obligados a pagar los gastos militares generados por las numerosas guerras en las que los señores-condes de Fernán Núñez, como vasallos del rey, se veían involucrados, y no solo en maravedíes sino en personas, en alojamiento y manutención de soldados ya que si el pueblo no podía responder a las exacciones se instalaban en el pueblo destacamentos de soldados, con pagas y dietas a cargo de los moradores, hasta que hubiesen satisfecho el impuesto señalado.
Una exacción es una exigencia que se hace para pagar impuestos. Los habitantes de Fernán Núñez se veían obligados a pagar los gastos militares generados por las numerosas guerras en las que los señores-condes de Fernán Núñez, como vasallos del rey, se veían involucrados, y no solo en maravedíes sino en personas, en alojamiento y manutención de soldados ya que si el pueblo no podía responder a las exacciones se instalaban en el pueblo destacamentos de soldados, con pagas y dietas a cargo de los moradores, hasta que hubiesen satisfecho el impuesto señalado.
De las plagas, el mal tiempo y las exacciones difícilmente se libraban estos vecinos, pero de los alojamientos de soldados sí: existía el privilegio en los lugares de Señorío de no alojar soldados mientras el señor territorial estuviese presente en ellos, privilegio al que se acogió nuestro pueblo en más de alguna ocasión, como se verá.
Centrándonos en 1658, por una parte el Concejo se vio con la necesidad de repartir cada día, seis fanegas de trigo en pan amasado (en Fernán Núñez aún no había ningún molino ni panaderías) debido a la hambruna padecida por los vecinos. Sin embargo, en contraposiciónse le pidió al pueblo 156000 maravedíes para la guerra con Portugal. Las arcas municipales estaban exhaustas, así que el Concejo intentó reunir dicha cantidad vendiendo solares para edificar casas en el sitio nombrado El Retamar (lo que hoy es el Paseo de Santa Marina) pero tropezó con la dificultad de que por el centro de ese lugar pasaba la vereda y el Camino Real por el que transitaban los ganados trashumantes que venían a los pastos de la campiña.
Para terminar, no siendo esto suficiente, en octubre del mismo año se pidió un nuevo servicio de 202285 maravedíes para pagar camas y sueldos a mil quinientos soldados que venían a alojarse al Reino de Córdoba, probablemente para prepararse para la Batalla de las Líneas de Elvas, que fue en enero del siguiente año, en la guerra de Restauración portuguesa por la cual, Felipe IV dejaba de ser rey de Portugal, título añadido al Imperio Español desde la época de Felipe II.
El Paseo de Santa Marina a ¿principios del siglo XX? |
La falta de legajos, por el terremoto de Lisboa del siglo XVIII impide muchas veces terminar estas historia, pero podemos deducir como fue, pues si los vecinos pedían harina al Concejo, díficilmente afrontaron dichas exacciones, así que probablemente las tropas terminarían viniendo a Fernán Núñez y siendo mantenidas por los propios vecinos, ya que el conde don Diego siempre solía estar en su cargo de Gobernador de Sanlúcar de Barrameda controlando las costa atlántica y los barcos que venían de América.
Información editada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crepín Cuesta.
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