El XI señor, Fernando Gutiérrez de los Ríos y Carrillo murió sin descendencia, por tanto, el siguiente en heredar sus títulos y sus estados era su hermano, don Martín, pero como había fallecido lo heredó la hija de este doña María Magdalena Gutiérrez de los Ríos y Figueroa.
Pero esto no fue así de sencillo, el tercer hermano de don Fernando, don Pedro Gutiérrez de los Ríos y Carrillo, también conocido como Pedro Carrillo de los Ríos, tuvo varios hijos varones y uno de ellos, su primogénito Alonso Gutiérrez de los Ríos y Sotomayor, movió pleito en contra de su prima hermana, alegando que era mujer y que los derechos sucesorios de la Casa de Fernán Núñez le correspondían.
El pleito llegó hasta el emperador Carlos V, que teniendo en cuenta que el señorío de Fernán Núñez no era de agnación, es decir de transmisión forzosa por linea directa de varón, falló en contra de don Alonso, apoyando a doña María Magdalena que se convirtió en la XII señora de Fernán Núñez y Abencalez, y sucesora en los derechos del señorío de la Villa de Linares, la primera de género femenino de la Casa de los Gutiérrez de los Ríos en tomar estas posesiones.
María Magdalena de los Ríos contrajo matrimonio con Diego Alonso de Sosa y Córdoba, noble caballero que ostentaba el cargo de Veinticuatro de Córdoba. Esta dama era de naturaleza enfermiza y no logra tener hijos de su unión matrimonial y, agravada por sus padecimientos, murió joven, sin dejar descendencia asegurada para la Casa de Fernán Núñez, sucediéndole su primo hermano don Alonso, el que años atrás reclamase el título del señorío, que por orden, era a quien le correspondía.
Información editada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta
Escudo de los Gutiérrez de los Ríos |
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Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta
Desconocía este relevante hecho histórico concerniente a tu pueblo amigo Diego. Me ha parecido muy interesante, hasta me he imaginado aquella tropa agrupada en la plaza de Montemayor. Enhorabuena por esta entrada amigo.
ResponderEliminarGracias Talbanés, pues aunque no conste, probablemente había vecinos de tu pueblo entre esas huestes.
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