miércoles, 15 de septiembre de 2010

La Batalla del Campo de la Verdad (III)

Una vez tenemos a los protagonistas y sus circunstancias  llegó el momento de la batalla:
Parte de la Muralla del Alcázar que daba al Guadalquivir

La iniciativa la tomó el ejército de Pedro I y su aliado el sultán, Mohamed V. Este tomó la Calahorra, cruzó el puente y llegó hasta las murallas del Alcázar viejo consiguiendo hacer brecha y penetrar, donde colocaron sus pendones. Pero llegó la noche y se detuvieron. El hecho de que la ciudad contase con distintos recintos amurallados dentro de la misma permitió que gran parte de la ciudad se mantuviese aún sin conquistar. Y al amanecer la situación cambió. El miedo a la cruel muerte que le podía dar a las mujeres y niños hizo que la población se enfrentase con valentía frente a los milicianos y consiguió echarlos fuera del Alcázar Viejo.

Detrás de la muralla se encontraba don Alonso Fernández de Montemayor y su madre, la que fuese quinta señora de Fernán Núñez y Abencalez, doña Aldonza de Haro. Quizás por celos y envidias comenzó a correrse el rumor de que podía traicionar a la ciudad a cambio de una generosa oferta del Rey Pedro hacia el mismo provocándose la situación descrita, en la anterior entrada (I) que dió nombre a dicha batalla, donde su madre le preguntaba delante de toda la ciudad si realmente iba a manchar su linaje.

Y don Alonso salió hacia el puente romano para recuperar la Calahorra. Le acompañaban los piconeros de la ciudad, que le dan el otro nombre a esta batalla, Batalla de los Piconeros. Según las crónicas tuvieron un papel decisivo para la victoria, pues con sus hocinos rompían las monturas del ejército de Pedro I.
Hocinos
Don Alonso mandó destruir los dos arcos finales del puente una vez hubo conquistado La Calahorra de nuevo para la ciudad, de manera que impedía el regreso del ejército en caso de retirada de las tropas y su refugio en las murallas de Córdoba, y por otro lado, acallaba rumores nuevamente de su supuesta entrega.

Últimos arcos próximos a la Calahorra
 Tras la durísima batalla, consiguieron la victoria y volvieron a la ciudad pasando por el vado próximo al Arenal y desde ese momento se denominó Vado del Adalid.. Cuenta la tradición que la noticia de tan horrible derrota llegó al rey de Granada, cuando estaba cenando en su campamento y al oír aquel relato exclamó: ¡Amarga cena me han dado!, de donde viene el nombre del Poligono Industrial que todos conocemos y que anteriormente fue un cortijo. Para recordar la hazaña el Cabildo le otorgó el doble de cepa (tocar las campanas de la Catedral) a todos los fallecidos de descendientes de aquella gesta. Primero solo para los descendientes de los hombres (ofrecido en 1368) y más tarde también a los descendientes de las mujeres (1504)

Se completa con las siguientes entradas publicadas en este blog:
La Batalla del Campo de la Verdad (I)
La Batalla del Campo de la Verdad (II)
La Batalla del Campo de la Verdad (IV)

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