sábado, 19 de marzo de 2011

La devoción a la Virgen de Guadalupe en Fernán Núñez

El décimo señor de Fernán Núñez, don Alonso Gutiérrez de los Ríos y Venegas y su esposa Beatriz Carrillo de Córdoba, pasaron muchos años unidos en matrimonio sin lograr descendencia. Ambos fueron en peregrinación al santuario cacereño de Nuestra Señora de Guadalupe, a implorar la concesión de un heredero, que asegurase la continuidad sucesoria de esta casa de Fernán Núñez. 

Parece ser que las súplicas fueron escuchadas y al poco tiempo nació el heredero que llevó por nombre Fernando, en memoria de su abuelo paterno. La descendencia prosiguió hasta alcanzar la cifra de diez hijos.

Don Alonso trajo una imagen del santuario extremeño y en una solemne procesión fue llevada hasta el Altar Mayor que el mismo mandó construir, y donde fue sepultado, en la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Se acompañó de un sermón y la posterior celebración, con los vecinos de la villa, ordenando que sus sucesores de la Casa de Fernán Núñez, la tuviesen siempre como protectora. Este hecho queda reflejado en un cuadro que se conserva en el Palacio Ducal y que ahora podemos contemplar en el Ayuntamiento, tras su restauración.



Para que siempre se recordase el favor que por su intercesión habían recibido, destinaron una renta perpetua para que todos los años, los señores de Fernán Núñez enviasen veinticinco cirios de cera blanca, dorados y plateados, que ardiesen en las vísperas y fiestas de la Navidad, en su monasterio de Guadalupe.

La Virgen de Guadalupe, presidía el Altar Mayor de Santa Marina antes de su reconstrucción, hasta el siglo XVIII, en el primitivo Altar Mayor. Posteriormente, en la nueva parroquia, presidiendo el nuevo Altar Mayor que crease Alonso Gómez de Sandoval entre 1785 y 1790 con una nueva talla de la Virgen de Guadalupe  hecha en 1791.  Parece ser que la anterior imagen permaneció en  Santa Marina, probablemente en la sacristía u otras dependencias.
Pero esta iglesia sufrió las consecuencias de la Guerra Civil y fueron destruídas muchas imágenes y altares, entre ellos la imagen de la Virgen de la que hablamos. Después de la guerra, no se volvió a colocar la imagen, sino que fue sustituído años más tarde por un imponente crucificado de Juan Polo, el Cristo de la Promesa.

En el centro del Altar Mayor se puede ver la silueta de la Virgen de Guadalupe. 1936
Ampliación del Altar Mayor (Cortesía de Juan Luis Ramírez Zurita)
Virgen de Guadalupe, tras la Guerra Civil
Hasta 1922 hay constancia de la celebración de una función a la Virgen cada ocho de septiembre y en los archivos de la Iglesia de Santa Marina queda constancia de que a partir del XVIII se relega por parte de los condes a esta parroquia, el envío de los veinticinco cirios al monasterio cacereño, dando detalle de las cuentas y elaboración de los mismos.

Igualmente los sucesores de don Alonso siguieron profesando devoción a la Virgen de Guadalupe e incluso dispusieron de una nueva copia para el Palacio construído sobre el castillo en el siglo XVIII, que se colocó en la capilla de Santa Escolástica, situada en una de las torres de dicho palacio, en una pequeña hornacina  en el altar del Resucitado.
Virgen de Guadalupe de la Capilla de Santa Escolástica
Esta imagen figura en los inventarios de dicho Palacio como Virgen de las Batallas. Este nombre puede tener relación con el hecho de que los señores de Fernán Núñez  durante el siglo XVI, XVII y XVIII destacaron siempre en el ambito militar, tanto en tierra como en mar y esta imagen  de la Virgen de Guadalupe, de pequeño tamaño, podía acompañar a los señores y posteriores condes en cualquier contienda.

También era costumbre celebrar solemnes misas para dar gracias a la Virgen cuando a alguno de los señores o condes le sucedía algún hecho extraordinario. Por ejemplo, en julio de 1742 se recibe en la Villa una carta del quinto conde don José Diego Gutiérrez de los Ríos que relata el nacimiento de su primogénito. El Concejo y Regimiento de la localidad, encabezado por el corregidor, don Rodrigo de Fuentemayor acordó celebrarlo con una fiesta en la Parroquia de Santa Marina de Aguas Santas, en acción de gracias, dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe.

En julio de 1775 llegó a Fernán Núñez la noticia de que entre los heridos en un expedición española a Túnez contra los berberíscos se encontraba don Carlos José Gutiérrez de los Ríos, sexto conde de la villa. Al conocer el Concejo esta comunicación se reunió el cabildo de urgencia, tomando el acuerdo de rendir sus respetos al conde, ofreciendo una solemne fiesta a Nuestra Señora de Guadalupe, para implorar misericordia sobre la persona del conde.


Información editada y ampliada procedente de:
Historia de la Villa de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta
Colaboración de Juan Luis Ramírez Zurita.

Entradas relacionadas:

2 comentarios:

  1. No sabéis en Fernan Núñez la joyita que tenéis con Juan Luis Ramírez Zurita. Pocos con su edad, ni aun mayores, conocen y defienden vuestro patrimonio como él.

    El Salmonella

    ResponderEliminar
  2. Dejo aquí este blog que habla de Fernán Núñez, entre otros lugares del entorno, como Montemayor: http://rutasimbolicas.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar